Un camino de arrieros pretende contar la historia del poblado que en su nombre rinde homenaje al Libertador, Simón Bolívar, y al tiempo, al país sin mar de la América del Sur: Monografía del corregimiento de Bolivia - Pensilvania Cds.
Los educadores Ramón Exeriel López Serna y Rodrigo Aristizábal Ocampo reconstruyen los pasos del lugar y logran un anecdotario, de sus vivencias, de lo que les escucharon a sus mayores, de consultar en otros textos y de buscar documentos ocultos, de lo que dejan constancia: "ha sido imposible encontrar en los archivos de Pensilvania y de Caldas, el texto del acuerdo municipal u ordenanza departamental que le dio vida jurídica a Bolivia como ente territorial de esta categoría" .
Y todo lo escriben con muy buen humor, algo de lo que carecen la mayoría de monografías de nuestros pueblos. Corregimientos como Bolivia tuvieron momentos importantes, sobre todo cuando el café tuvo precios que propiciaron la inversión, pero luego han venido a menos, al paso que también lo hacen las cabeceras municipales.
Antes se llamó El Guayabo y antes El Descanso, porque ese fue su origen, el lugar escogido por los arrieros para descansar.
En el prólogo, el presidente de la Academia Caldense de Historia, el marquetón Ángel María Ocampo Cardona, expresa el sentir de muchos habitantes de estos poblados: "la a veces velada, otra veces abierta discriminación que se establece entre las cabeceras y los corregimientos". Es lo mismo que les sucede a las cabeceras con las capitales departamentales y a los departamentos con el bogocentrismo.
Por eso, este tipo de obras sirven para mostrar la grandeza histórica, el constante cambio de las comunidades y sus ires y venires, como los de las 18 veredas que integran este corregimiento, cuya cabecera se eleva sobre guaduas.
Distinta a muchas monografías que edulcoran la realidad, esta da cuenta de las cosas que forman parte de la historia, aunque entristezcan el alma de los pobladores. Hablan claro de los tiempos de la violencia guerrillera y paramilitar, que dejó decenas de víctimas. También, de la mala hora que trajo a su territorio la electrificadora El Edén, señalada de haber secado cañadas y desplazar campesinos. Es constancia de nuestra historia.
En frases
* Un pueblo puede cambiarlo y olvidarlo todo, menos la historia de sus antepasados.
* Con una mezcla de realidad y de broma, desde ese entonces, los bolivianos afirman que van a Pensilvania solo a pagar cárcel y los impuestos.
* Se puede afirmar sin temor a equivocarse que entre los años de 1960 y 1985 el gremio cafetero suplantó en sus funciones al politizado y desorganizado Estado.
* ...hordas de niguas, que menos mal se extinguieron sin que la Sociedad Protectora de Animales se enterara, gracias a Dios.
* Cuentan nuestros habitantes del campo que son numerosos los restos de desaparecidos que duermen la paz de los sepulcros, sepultados clandestinamente a la orilla de los caminos por la geografía de nuestro corregimiento.
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