Una buena editorial corre riesgos y asume la diversidad. La Editorial Universidad de Antioquia cumple este propósito como pocas. Dos novelas muy distintas llegaron a mis manos, pero al mismo tiempo con historias entrañablemente personales, que las acercan, además de ese tufillo machista del antioqueño del siglo antepasado y del caribeño que mide su éxito en mujeres que se ha llevado a la cama.
Rosita Posada, una mujer bellamente pecaminosa para los cánones de finales del siglo XIX, en la pacata Antioquia, de doble moral y malos pensamientos es la protagonista de esta historia de María Cristina Restrepo. En donde la belleza había que esconderla para no tentar a los hombres.
Se trata de una novela costumbrista que se sucede en medio de los avatares políticos de esa época, que se traducían en guerras. Un invasor, el general Acosta conquista a esa mujer a la que ama con lujuria, de manera muy avanzada para entonces, lo que genera el murmullo y el señalamiento que Rosita no entiende, y no tiene con quién hablarlo: por qué sus referentes femeninos se quejan de la convivencia con sus hombres.
El idilio termina como tantas veces en nuestro país con violencia. La viuda se reinventa. Por eso esta primera frase de la novela lo dice todo: "Tarde o temprano tenía que enterarme. Mi bisabuela, Rosita Posada, nunca estuvo enamorada de mi bisabuelo. El hombre a quien amó hasta el último día fue el general Acosta", De una vez y para siempre.
En frases
* "Sería mejor si Rosita entrara los domingos a la iglesia un cuarto de hora antes de la misa. Así nadie tendría malos pensamientos al verla pasar".
* A pesar del abandono tenía ese aire triunfal de algunas mujeres hermosas.
* "A los hombres hay que complacerlos... -continuó-. "Aunque no lo parezca, son débiles y necesitan más cuidado que nosotras" - agregó, casi sofocada por la vergüenza.
Alexis Díaz-Pimienta es un conocido autor cubano, que fue premiado con esta novela, Prisionero del agua. En una prosa que inunda como un maremoto nos lleva por los pasajes habaneros y nos da cuenta de las dificultades, triunfos y desdichas de quienes deciden permanecer fieles a la causa, hasta que no aguantan más.
Me enteré con esta novela que existe un subgénero literario de balseros, porque es alguien que busca escapar, como lo hacía su abuela que se la pasaba permutando, en esa isla en donde estaba prohibida la propiedad privada y permutó tanto hasta retornar al lugar de la partida.
Su nieto que crece con la mentira de su padre héroe y con una madre que lo abandona va por el mundo demostrándose lo bueno que es en conquistar mujeres, en el sexo. La estructura de la novela es moderna, va y viene, nos sumerge en sueños y realidades hasta perdernos en el relato. Es un maravilloso descubrimiento.
En frases
* Es el quinto balsero, al que ninguno de ellos logra ver: el miedo.
* La turba lo encontró en el camino y lo arrastró como arrastran los ríos crecidos cuanto encuentran.
* El silencio se acomodaba bien a eso de recordar en lugar de ser premonitorio.
Nota: El jueves estaré en una tertulia en la librería Ágora del barrio Palermo a las 7:00 de la noche para que #HablemosDeLibros. Los espero.
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