He dicho antes que cada vez me gusta más la literatura japonesa. De allá llega esta autora como una ráfaga refrescante. Hiromi Kawakami, que desde que publicó su primer libro en 1994 no ha parado de escribir. Hoy les voy a hablar de dos que llegaron a mis manos en este comienzo de año: El cielo es azul, la tierra blanca y Algo que brilla como el mar.
Son dos novelas que pueden mirarse como dos caras de la misma moneda. En la primera, hay una adulta que parece no saber comportarse entre adultos, mientras que en la segunda, hay un adolescente de adultez prematura. En las dos, una prosa vívida, moderna, que te mantiene atento a lo que sucede, que cuando se presta atención no es mucho. No son novelas de grandes acontecimientos, son de la cotidianidad y por eso es tan fácil sentirse identificado con sus personajes.
En El cielo es azul, la tierra blanca, una alumna se encuentra con alguien que fue su profesor en el instituto y aprenden a conocerse en ese otro mundo, fuera de los muros del colegio. Él retirado, ella adulta. Él sabio, ella prevenida. Él conocedor de poetas, ella aprendiz de esos poemas. Es una historia que va enredándose con el pasar de los días, entre encuentros y desencuentros hasta llegar a la realidad inexorable, pasar de la admiración al amor.
En Algo que brilla como el mar, las circunstancias en las que crece Midori Edo lo llevan a ser un chico cerrado en sus sentimientos, un buen amigo, pero tal vez un mal novio. Es la clase de joven que crece al lado de la mujer que lo ama, pero a la que no sabe cómo tratar, cómo asumir el primer amor, pero va descubriendo poco a poco que la vida es más complicada. Antes para él todo iba "bien, normal", la respuesta típica que daba a su madre cada día sobre cada cosa.
En ambas se nota el amor de la autora por la poesía y por los grandes poetas japoneses. Vamos descubriendo en las páginas el conocimiento sobre esos versificadores, y entonces nos narra escenas o pasajes en haikús o en poemas. Y es un deleite para quienes gozamos con la expresividad de la palabra. Como este de Seihaku Irako:
He recorrido un largo camino,
el frío penetra mi ropa gastada.
Esta tarde el cielo está despejado,
¡cómo me duele el corazón!
Es una autora que vale la pena seguir descubriendo. Leámosla más y #HablemosDeLibros.
En frases
* Las reconciliaciones fáciles nunca me habían gustado (…). Y por eso seguíamos fingiendo que no nos conocíamos.
* Soy un sibarita y cuando no puedo disfrutar de la comida durante una temporada me voy consumiendo poco a poco.
* Su faceta tradicionalista era como un imán que atraía a los chicos.
* Un hombre jamás debe entrar en la habitación de una señorita.
* Aunque parezca mentira, los borrachos somos criaturas muy caseras.
* Cuando tienes un gran amor, debes cuidarlo como su fuera una planta. Debes abonarlo y protegerlo de la nieve.
* No podemos alquilar a una persona, ni debemos apropiarnos de su forma de pensar, ni de su alma, ni siquiera de un pedacito de ella.
* Si uno no podía confiar en la palabra de una mujer, ¿cómo podría mantener con ellas una relación de amistad o de amor?
* Me dan grima los hombres que cantan bien las baladas tradicionales.
* Las personas que se preocupan por todo acumulan cada vez más sufrimiento.
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