Lo primero fue la invitación a académicos para participar en un juego de las ideas. Los convocantes: los maestros Ómar Rincón y Jesús Martín Barbero. Este lo llamó un manifestorio, al que además bautizó como una forma de expresión rara en estos tiempos. El libro es del 2014, pero apenas llegó a mis manos.
Es que es raro ver a académicos tan formales casi siempre, tan rigurosos en sus estudios y tan postmodernísimos en el uso del lenguaje (¿o metalenguaje?) se suelten un poco y hablen de lo que quieran como quisieran. Y ahí fue Troya. De los 26 que aparecen, algunos dejaron salir su vena poética, la de ficción, la incongruencia, pero otros siguen tan académicos como siempre y son capaces de montarle una teoría a un mal chiste.
En el X Encuentro de Periodismo de Investigación que realizó la organización Consejo de Redacción en Bogotá, apenas pude cruzar unas palabras con Rincón, quien era invitado al cierre de la actividad que se dedica a grandes maestros como él. Ese corto tiempo sirvió para que de su mochila sacara, como un brujo su varita mágica, este compendio de Manifiestos inquietos, incómodos, mutantes. Me pareció un detallazo de su parte, como si supiera con su manifiesto mágico que soy de papel, y me cuesta lo digital. Claro, todos dirán que intuyó eso en la escasez de mi pelo. El documento, si usted lo quiere leer, lo puede descargar gratis de la página de la Fundación Friederich Ebert para América Latina (bit.ly/ManifiestosLP).
El final, a manera de epílogo manifestorio es de Rincón, quien advierte que "los comienzos remiten a la cabeza, pero los finales encarnan los cuerpos, y a estos les dedica que en el siglo XXI las obsesiones son para estos. Entonces plantea que los cuerpos sirven para incomodar, desobedecer, mutar... habla de cómo se baila distinto en el Caribe y los Andes, de cómo el cuerpo es expresión y excusa para manifestarse. Él lo hace al final y opta por una maniFiesta sobre 10 puntos, que deberá usted leer, porque este espacio no es para evitarle la lectura, sino para que Hablemos de libros.
Esta compilación de manifiestos deja importantes enseñanzas sobre temas varios, reflexiones sobre los tiempos que corren y los que podrían correr, despierta inquietudes profundas o causa confusiones mentales. Por todo eso, es que vale la pena leerlo y usted se anime también a hacer su manifiesto.
De manifiestos
* Ensayo es lo que hace aquel que ensaya, intenta, sondea, tantea, experimenta algo; o quien se entrena y adistra para ello. (Jesús Martín Barbero, Colombia)
* La democracia: cajero automático para el poder de los mismos. (Alejandro Martín Maldonado, Colombia).
* La generación más joven parece haber perdido la capacidad de mirar hacia adelante, pero también hacia atrás. (Alfonso Gumucio Dagrón, Bolivia)
* Un país que se levanta con la mochila al hombro y un lazo para amarrarse al tren y no caerse (Amparo Marroquín, El Salvador).
* No como la poesía que solo sirve para seducir a una muchacha o para cortarle la cabeza a un rey. (Ana Fernández, Ecuador).
* Se acostumbra decir que toda investigación necesita estar anclada en alguna(s) teoría(s). Ahí comienzan los problemas. (Arlindo Machado, Brasil).
* Ahora los debates se expresan en las entrañas de las redes a golpes de trendig topics, retweets y me gusta. (Carlos A. Scolari, Argentina-España).
* Archivamos las cartas de quienes firmaban las penas de muerte y no de quienes escribían a sus mujeres o maridos antes de morir. (Fernando Vicario, España).
* Hacer reír es un oficio que se practica como una artesanía: se cuida, se repite con ternura y se hace con cariño. (Ómar Rincón, Colombia)
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