Ante las múltiples complejidades que enfrentamos en la globalización, la transformación intercultural, en el ámbito universitario, se convierte en un gran desafío por resolver. En general, la Universidad se ha entendido como el espacio de diálogos que acumula tradiciones de modelos occidentales. Es así como describimos el origen de estas instituciones a partir de la fundación de la Universidad de Bolonia en 1088, la Oxford en 1096, o la de Salamanca, que este año celebra su 800 aniversario. Sin embargo, ignoramos otras referencias culturales fundamentales como las Universidades chinas, indias y árabes, cuyas fundaciones se remontan casi tres milenios atrás.
Con base en la tradición de los modelos occidentales, los procesos misionales de nuestras instituciones se establecen con estándares de calidad que unifican los estudios universitarios y los procesos curriculares. Algunos de ellos, en palabras de Josef Estermann, son: el conocimiento como poder, el predominio del análisis para llegar al conocimiento del mundo, la compartimentalización del saber, la objetividad ideológica, el androcentrismo universitario, la escrituralidad de los conocimientos y las titulaciones académicas, entre muchos otros.
Una perspectiva de Universidad Intercultural, al contrario, propone romper las hegemonías monoculturales de las instituciones, a través de un quehacer universitario basado en los contextos locales que dialogan con la universalidad del saber y el decolonialismo. Lo intercultural sugiere abrir los campos hacia la interdisciplinariedad del quehacer científico, recurriendo a pluralismos epistemológicos y saberes alternativos que se recuperan a través de procesos colaborativos abiertos.
De acuerdo con el Índice de Inclusión para Educación Superior (INES) que publica recientemente el Ministerio de Educación Nacional, Interculturalidad es un “conjunto de relaciones entre diferentes grupos culturales que conduce a un proceso dialéctico de constante transformación, interacción, diálogo y aprendizaje de los diferentes saberes culturales en el marco del respeto. El Índice impulsa una visión que va más allá de la tolerancia entre las culturas, para reconocer el aporte transformador de las instituciones y sus sistemas educativos, “con el fin de asegurar a toda la población el derecho a una educación de calidad”.
La Universidad de Caldas actualmente acoge a un número importante de estudiantes provenientes de diferentes pueblos indígenas y afrocolombianos, así como también de población de origen campesino de la región, conformando una comunidad con una alta diversidad cultural. Son cerca de 1000 estudiantes de ingreso especial semestral que dialogan con un alto número de estudiantes de diversos países y lenguas que llegan a la Universidad. Este escenario demanda espacios reales para el reconocimiento de sus culturas y es, en este contexto, que la Universidad de Caldas establece la Cátedra de Interculturalidad desde el año 2016. La Cátedra ofrece la oportunidad de explorar la interculturalidad como práctica de innovación sociocultural y se convierte en un punto de encuentro que acoge diversas culturas, permitiendo el reconocimiento de saberes, prácticas ancestrales, tradiciones, costumbres y la exploración del territorio, mediante acciones colaborativas en un ambiente de intercambio donde se genera la construcción colectiva de conocimientos y el mejoramiento de las relaciones entre estudiantes de diversos orígenes y culturas. Para más información: http://www.catedrainterculturalidad.disenovisual.com/
La Cátedra está articulada al Semillero de Investigación en Interculturalidad que promueve la investigación y la práctica en el ejercicio intercultural y, en asocio con la Cátedra Indígena y Afro Intercultural de la Universidad Nacional y el Cabildo Indígena Universitario de Manizales, realizan proyectos de investigación enfocados en la Educación Propia para la vida, la espiritualidad y la construcción de paz.
La Cátedra de Interculturalidad es también un programa especial de proyección abierto al público no universitario, donde se desarrollan proyectos como el Mapa de la Memoria, una cartografía de la interculturalidad y la memoria que a través de diferentes narraciones conduce a la documentación de la cultura, las tradiciones, los saberes y los hechos de paz que las distintas comunidades aportan, con el objetivo de lograr el fortalecimiento de las identidades y la memoria colectiva.
Otros proyectos que le apuestan a la necesaria transformación intercultural de la vida universitaria y académica de la ciudad son: la Maloca intercultural, espacio para la interacción, la participación y el encuentro de saberes y cosmologías, que se proyecta en el Jardín Botánico de la Universidad de Caldas; el Centro de Museos intercultural e interactivo; la Red Intercultural; el Taller de producción intercultural; y los Espacios lúdicos interculturales, donde los juegos, la música, los instrumentos, la danzas, murales, tradiciones orales y narraciones encuentran lugares para la interacción.
Todos ellos constituyen un gran desafío que propone eliminar barreras y visibilizar saberes de poblaciones históricamente excluidas, como propósito central de construcción de una universidad que dé respuestas a las exigencias de conocimientos distribuidos y compartidos en la contemporaneidad.
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