75 años conmemora la Universidad de Caldas en el año 2018. 75 años de permanente diálogo con la región y el país, de formación de profesionales y líderes, de mediación entre Estado y sociedad con el conocimiento como baluarte. 75 años de construcción haciendo honor a su naturaleza pública que hoy se encuentra en alto riesgo por lo cual debemos actuar de manera rápida y estratégica para lograr su permanencia.
Nuestra Universidad, así como otras Instituciones de Educación Superior públicas, ve hoy amenazada su supervivencia por múltiples factores: la financiación es una de ellas, pero lo son también el fenómeno de la globalización, la inequidad social, los desafíos por los rápidos avances tecnológicos, y el aislamiento tradicional de los problemas contextuales y de las complejidades políticas y culturales.
En tanto académico e investigador, he tenido el privilegio de trabajar 31 años con la Universidad, gracias a mi temprana vinculación como profesor en la antigua Facultad de Bellas Artes. Un comparativo entre la Universidad de la época y la actual, nos permite observar el progreso académico que ha consolidado a nuestra Institución como patrimonio de la región y como protagonista esencial de los procesos de desarrollo en el departamento y el país.
Hoy, a 2017, y no obstante haber obtenido importantes logros, se observa una universidad en alto riesgo de perder su papel protagónico en la región, por el cambio generalizado de la concepción de la educación superior: prevalece ahora una visión “industrializada” de la universidad, que privilegia la financiación a la demanda y fomenta el individualismo más que la pertinencia social solidaria. Hoy, se afirma, todas las universidades son públicas por las funciones que realizan, y ello desnaturaliza el papel de las instituciones del Estado y de las garantías que éste debe tener para legitimar una visión verdaderamente humanista de la educación como bien común esencial, en el marco de una dimensión colectiva y participativa que tenga como meta la transformación social, según enuncia la Unesco en el 2015.
Si continúan las actuales disposiciones políticas y financieras tal y como los hechos lo anuncian, los 75 años de nuestra Universidad advierten perspectivas muy complejas hacia el futuro. La intención es, por supuesto, resistir ante el progresivo empobrecimiento para evitar caer en las lógicas de un mercado que se rige a través de tensiones generadas por indicadores y autofinanciamientos, sin una mínima consideración a la educación como bien supremo necesario al humanismo y a la construcción de paz.
Desde estas consideraciones, continuamos explorando escenarios de sostenibilidad de la educación superior pública, y elaborando propuestas que permitan lograr mayor acceso, cierre de brechas, equidad social, permanencia con calidad y, por supuesto, territorios de paz. Hoy re-existimos colectivamente y reiteramos que la espera, para quienes lideramos estos procesos, no es una opción, porque la crisis es real y hay que atenderla. Nuestro deber ético y político sigue siendo trabajar incansablemente para garantizar la sostenibilidad de la educación superior pública en Colombia y de la Universidad de Caldas para los próximos años. Reiteramos la necesaria reforma de la Ley 30/92 por una legislación actual que exprese la realidad de las IES públicas y le apueste a la construcción de una paz duradera y estable. La necesidad de una educación superior pública es prioritaria e impostergable, en el marco de consideraciones que tomen en cuenta los sistemas de conocimiento alternativos, las fronteras de la ciencia y las novedades de la tecnología digital.
El II Foro Nacional de Sostenibilidad Financiera de las universidades estatales, que se realizó el 22 de noviembre en la Universidad de Caldas, refrendó el Gran Pacto Social y Político por la Educación Superior, así como las iniciativas que viene liderando la comunidad universitaria, con el impulso a un referendo por la educación superior en Colombia como bien superior y derecho fundamental, Foros itinerantes por las universidades del país, Festivales por la vida y la Educación Superior, Carnavales de la Cultura y el Arte por la Universidad y Caravanas universitarias desde las regiones hacia Bogotá, entre otras.
El llamado a la comunidad universitaria es resistir, de manera pacífica y en normalidad académica, alertando sobre la situación y anunciando que más allá de lo posible, vamos a lograr que la educación superior pública continúe re-existiendo, para lo cual necesitamos, apoyo real y compromiso público político, de los poderes legislativo y ejecutivo, de la empresa privada, la cooperación nacional e internacional y la voz de la comunidad Universidad de Caldas, unida con las otras universidades públicas de Colombia.
Solo, trabajando juntos, lograremos el reconocimiento de la educación superior pública como un bien común, ligado a la construcción de un proyecto de Nación estrechamente vinculado con el proceso de paz más importante de los últimos 50 años, al que estamos abocados y en el cual nos cabe como comunidad académica, una gran responsabilidad.
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