Fanny Bernal * fannybernalorozco@hotmail.com
Cuando se aprende acerca del significado de la inteligencia emocional, las personas se tornan responsables de sus heridas y del enojo que estas ocasionan, lo cual significa entender que no hay emoción o sentimiento que se viva solo. Así -por ejemplo- hay momentos en los que el dolor y el enojo van de la mano, lo que representa que hay que escuchar lo que cada uno de ellos expresa y atender de manera oportuna su significado.
El médico psiquiatra David Viscott, en su libro El lenguaje de los sentimientos, afirma: “Lo que sentimos sobre cualquier cosa, refleja nuestra historia y desarrollo, las influencias sobre nuestro pasado, nuestro conflicto actual y nuestro potencial futuro. Comprender nuestros sentimientos, es comprender nuestra reacción al mundo que nos rodea”.
En otras palabras, es abrir la puerta a diversas oportunidades -en especial- entender las propias reacciones, saber que una rabia produce ofuscación, frustración, molestia, pero no siempre origina respuestas hostiles o agresivas. Sin embargo, cuando esta emoción es fuerte, se puede perder el contacto con la realidad y causar tensiones musculares, cambios en el ritmo respiratorio, dolores físicos, alteraciones en el sueño, etc, múltiples síntomas a los que hay que prestar la debida atención y cuidado.
Es necesario conocer el origen, saber qué situación o quién provoca la rabia y, en lo posible, expresarla a través de las palabras; tener a alguien de confianza para poder compartir lo que se siente sin temor a ser juzgado o rechazado, es un acto de precaución consigo mismo.
Entonces, saber qué factores contribuyen a que aparezca la rabia puede ser una gran ayuda para contrarrestarla o entenderla. Por ejemplo:
- El desorden en las tareas del día, eleva el nivel de estrés y el mal genio.
- Atender muchos asuntos a la vez y no prestar atención a ninguno.
- Tener dificultades para comunicarse con otras personas.
- Mantener pensamientos negativos y que distorsionan la realidad.
- Ser rígido.
- Alimentar relaciones conflictivas.
- No ser capaz de ceder, entre otros.
Puede surgir aquí esta pregunta: ¿Y cómo expresar de manera apropiada estos sentimientos?
Mientras que unas personas gritan, chillan, insultan y son agresivas; otras callan, guardan y retienen. Cada ser humano es distinto, las dos respuestas producen daño, en tanto las heridas y las grietas emocionales en vez de sanar se profundizan mucho más.
Por otra parte, hay quienes creen que es malo o inadecuado expresar la rabia y piensan de manera equivocada que perder la compostura les hace parecer poco fuertes, débiles ante los demás. No se dan cuenta de que por el contrario, se requiere coraje para exponer las emociones y decir lo que se siente, el secreto está en cómo, cuándo y ante quiénes.
Al despojarse de este sentimiento se descansa y se libera de las ataduras que le unen al hecho o a la persona con la que se tiene la molestia o el conflicto. Se vale escribir, dibujar, hacer ejercicios de respiración, rebajarle poder a la situación, leer, tomar distancia, buscar ayuda para conversar, es decir, responsabilizarse del autocuidado emocional.
* Psicóloga - Docente Universidad de Manizales.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015