Fanny Bernal * fannybernalorozco@hotmail.com
La inteligencia emocional invita a tener claridad acerca de las emociones y sentimientos que sabotean las relaciones, con las demás personas y consigo mismo, dando origen a malestares, inestabilidad, desazón, estrés y ansiedad.
Aprender el papel que juegan estas emociones en la vida diaria, es dar pasos para entender y asumir con responsabilidad algunas reacciones que hacen daño y tornan frágiles las convivencias tanto dentro como fuera de los hogares. Como ejemplo tenemos los celos, los cuales nacen en las relaciones de pareja, entre padres e hijos, entre hermanos, compañeros de trabajo y académicos, pero la lista podría ser más larga.
La persona celosa jamás tiene serenidad. Su mente vive ocupada creando escenas y películas -mediante las cuales- se dedica a rumiar y rumiar su malestar y enojo. Tiene la propiedad de dar realidad a sus fantasías y, con estos pensamientos, no sólo daña su existencia, sino que le hace la vida imposible a quienes le rodean.
Siempre se ve como víctima, posee pobre autoestima, es irascible y habla desde la queja y el reproche. Lo acosan fantasmas de todo tipo, que no le dejan en paz ni de noche ni de día. Su vida se torna pesada e insoportable y así se lo hace sentir a las demás personas de su entorno.
Se vuelve entonces, parte de su cotidianidad, la obsesión por esculcar bolsillos, billeteras, cajones, queriendo escudriñar hasta en los pensamientos más íntimos de los seres que aman. Trasgrede límites y usurpa espacios en los cuales celular, correos, amigos, salidas y hasta la ropa es investigada a fondo, pues todo lo del otro le genera sospechas. Esto deja al descubierto sus inseguridades. Actitudes como estas socavan la paciencia de quien las vive y las sufre como fruto de la distorsión de la realidad, las sospechas y las dudas.
El celoso vive en una trampa enfermiza que día a día deteriora más su salud emocional. No se deja ayudar, tampoco es consciente de que requiere apoyo. Su principio de realidad es pobre y no se da el tiempo para analizar sus actos y las consecuencias de estos.
Siente miedo de no ser amado de acuerdo con sus necesidades afectivas y el pobre reconocimiento que tiene de sí mismo. Estas profundas emociones se acompañan de irrespeto e intolerancia, en ocasiones de agresiones físicas, además del maltrato psicológico.
Hay seres humanos que comparten la vida o el tiempo con personas en estas circunstancias y soportan de manera estoica tales conductas. Es importante saber que dichas actitudes no son sanas y deterioran los vínculos afectivos. El amor o el afecto por papá, mamá, hermanos, amigos, pareja, compañeros de trabajo, en todas estas relaciones, debe predominar la dignidad y el respeto.
Una cosa es comprender al otro y otra muy distinta permitir el maltrato, el irrespeto o el abuso. Un ser humano que viva y haga vivir a otros todas estas condiciones, necesita ayuda para trabajar sus miedos, rencores, culpas e inseguridades, todo para reparar la autoestima y sanar las posibles heridas emocionales que le impiden vivir con serenidad y seguridad de sí mismo y en paz con los de su entorno.
* Psicóloga - Docente Universidad de Manizales.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015