Fanny Bernal * fannybernalorozco@hotmail.com
Las emociones son según, Daniel Goleman, estados psicológicos y biológicos que acompañan los comportamientos de las personas. De acuerdo con este autor, el ser humano siente y expresa una cantidad de emociones que -según los sucesos- emergen acompañadas de otras emociones. Así entonces, a veces en el amor, está unido a los celos, la rabia, el dolor. Aprender a entender y a discernir cada una de estas emociones es una tarea que requiere paciencia y tiempo.
La ira, el temor, la alegría, la humillación, la tristeza, el placer, el amor, la sorpresa, los disgustos, la vergüenza, la culpa, la venganza, los celos, la arrogancia, la soberbia, todas ellas, forman parte de la urdimbre emocional en la cual, se tejen los sentimientos.
Algunas de emociones, son más fuertes que otras y ello depende de varios factores:
- La manera como alguien piensa y como juzga algunos acontecimientos.
- La capacidad que tenga para dirimir situaciones conflictivas.
- Las habilidades sociales.
- La regulación de los impulsos.
- La facultad para acallar los diálogos internos dañinos.
- La tolerancia a la frustración.
- La destreza para hacer frente a las vicisitudes.
- La autoestima, entre otras.
A propósito de las emociones, se lee en el diario El Tiempo de enero 31 de 2019 “... según Medicina Legal, el año pasado se presentaron 9.384 homicidios. De ellos, unos 2.400 sucedieron por altercados. Es decir, por intolerancia”.
¿Y qué es la intolerancia?...Una persona intolerante carece de empatía, sus ideas son rígidas, es incapaz de ceder, tiene miedo de perder el control, carece de espontaneidad y su sentido del humor es pobre, tiene dificultades para relacionarse con otras personas y no escucha las razones que estas aducen. Ante un suceso determinado, se estresan con facilidad y cualquier observación la reciben como una crítica, a su manera de obrar y pensar.
La ausencia de unas adecuadas estrategias de regulación y el actuar de forma inflexible e irreflexiva, lleva a algunos seres humanos a reaccionar de manera fuerte y agresiva, tanto en palabras como en hechos y con cualquier persona y sin medir consecuencias.
Cuando hay un buen desarrollo de la inteligencia emocional, se aprende y aprehende a tener y poner límites, a asumir normas, a tener unos mínimos éticos basados en el respeto, la responsabilidad, la escucha activa y a fomentar valores y principios éticos, lo que conlleva a tener una mejor convivencia consigo mismo y con los demás.
Según Ramiro Calle, en el libro La Terapia Emocional: “No hay ser humano en el que no pueda desencadenarse una emoción insana o destructiva, pero habrá personas que logran no implicarse en ellas y no darles curso y expresarlas, y habrá otras que no hayan adquirido ese talante”.
De acuerdo con este razonamiento es necesario reflexionar acerca de cómo se quiere vivir. Cuando se sienten y cultivan emociones positivas y serenas tanto el cuerpo físico, como las relaciones consigo mismo y con los demás, son agradables y fluyen; mientras que cuando lo que se siente y alimenta es negativo, ello puede desencadenar en estas personas enfermedades tanto físicas como emocionales y que vivan con enfado y desarmonía.
-¿A qué le quiere apostar usted?
* Psicóloga - Docente Universidad de Manizales.
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