Fanny Bernal * fannybernalorozco@hotmail.com
Las suposiciones comienzan con pensamientos y siguen su curso con imágenes que se tornan nefastas, en tanto los miedos, los celos, las envidias, las rabias, encuentran el abono propicio para crecer y multiplicarse a sabiendas del daño que puedan provocar.
Son las suposiciones, monólogos internos, surgidos de afirmaciones negativas, que llevan a los seres humanos a vivir inseguros, desconfiados, con ansiedad, estrés y con temores de asumir los desafíos del día a día. Tan fuertes son las suposiciones, que incluso hay personas que sin titubear sostienen que lo que piensan y dicen es realmente la verdad.
Al hacer de la suposición un estilo de vida, se cae en una trampa de la cual, no es fácil salir y sus argumentos cotidianos están llenos de frases como:
- “No me contestó el saludo, porque sigue molesta conmigo”.
- “La reunión se canceló. Lo más seguro es que no me querían ver allí”.
- “Mi mala suerte no me deja tener un trabajo mejor”.
- “Mis padres solo quieren a mi otra hermana o hermano”.
- “Creo que mi nueva pareja está conmigo, porque me parezco a su ex”.
- “Cuando llego a la oficina, yo siento que todos me miran. Creo que están hablando mal de mí”.
Pensamientos y palabras que tienen una gran fuerza y poder en el mundo interno de cualquier ser humano e imposibilitan tener paz interior y sosiego, además de socavar la autoestima y la autorrealización. Los pensamientos negativos y perniciosos, crean ‘realidades’ que provocan conflictos, enemistades, rompimientos e -indudablemente- sufrimientos.
Los supuestos enredan las relaciones no solo con las demás personas, sino consigo mismo. En este sentido, es importante aprender a escuchar los diálogos internos, prestarles atención y saber diferenciar cuándo estos ayudan a expandir el horizonte con respeto y responsabilidad; también cuándo están allí para provocar dolor y desesperanza.
Así las cosas, cuando se escoge hablar desde la suposición, se elige también autosabotear la vida, asunto que tiene que ver de manera directa con la autoestima. Perder el tiempo atando cabos, poniendo en la boca de otros, palabras que jamás han dicho, imaginando escenas que no han ocurrido, es permanecer en una trampa de incertidumbre y desasosiego, que afecta de manera negativa la autoconfianza y la autoconsciencia.
El caer en esa celada emocional y permanecer en ella, impide tener relaciones cordiales con otras personas y poder comunicarse con honestidad y respetar las ideas y acciones de los demás. Al creer que se tiene estricto conocimiento de lo que otros piensan, dicen y hacen, se está malgastando tiempo, perdiendo sensatez, además de sembrar enojo y amargura. Lo sensato sería preguntar, hablar, dialogar, expresar el miedo, la rabia, el dolor, la soledad, es decir; comunicar las emociones y dejar de crear imágenes falsas, dañinas y enfermizas que generan sufrimiento.
Hay algunas tareas que se pueden realizar para transformar poco a poco los pensamientos y suposiciones:
- Preguntar y aclarar, a pesar del miedo que puedan suscitar tanto las preguntas como las respuestas.
- Estar atentos para saber cuándo surgen estos pensamientos y en lo posible no alimentarlos.
- Cultivar la mente y el espíritu a través de lecturas que motiven a crear armonía interna.
- Invertir tiempo para estar en soledad y en silencio.
Psicóloga - Docente Universidad de Manizales.
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