Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
Celebre y acogida la frase de Johan Cruyff: "Dime como te posicionas cuando pierdes el balón y conoceré el estilo de tu equipo". Equivale a la distribución de jugadores y espacios para evitar los contragolpes de los rivales.
De profundo análisis el segundo gol de Bucaramanga contra el Once Caldas, en la fecha anterior, cuando batallaba con insistencia por empatar el partido y no se veía lejano el gol. La concepción de la maniobra ofensiva de Bucaramanga, frente a la descomposición defensiva del local, porque a perdida varios de los comprometidos detuvieron su carrera mientras la transición ofensiva del rival los devoraba en velocidad, resultó fatal.
Con errores graves de por medio, un penalti no sancionado a favor y no en contra protestado sin razón, el Once Caldas cedió los puntos en discordia, como ocurrió ocho días atrás contra Santa Fe.
Derrotas penosas con pesadillas para los aficionados, que se originaron en la batalla estéril por la posesión del balón, el que nunca fue un instrumento propio.
Dice Marcelo Bielsa que los futbolistas deben vivir como profesionales, pero nunca pueden abandonar su espíritu aficionado. Varios en el Once Caldas lo perdieron.
Hay tanta diferencia entre la declaración de intenciones del entrenador y los futbolistas infectados por un nerviosismo infundado.
No se sabe si el discurso es confuso, si hay desacato a la autoridad del técnico, si el proceso evolutivo no tiene argumentos, o si desde el banco no llegan las soluciones porque la mano de Maturana no ha podido encontrarlas.
Buen entrenador, siempre se ha argumentado, es aquel que gestiona nóminas de poco rango, proponiendo diversas fórmulas con asociaciones de juego que activen y mejoren el rendimiento. El Once abusa del juego interior, con elaboración en tres cuartos de cancha, apoyado en triangulaciones cortas que el rival desactiva con facilidad, en alternancia con centros de costado imprecisos e inefectivos. Conscientes de la falta de calidad diferencial en muchos de los futbolistas, justo es buscar soluciones entre los menores, o alternativas para posiciones débiles, con ensayos que busquen aliviar las penas de la derrota.
Contrasta el aplauso cerrado y emotivo, de los asistentes a la presentación de la escuela de entrenadores en Bogotá, a Pacho Maturana, director, como tributo respetuoso a su larga hoja de vida, con la desgarradora imagen que transmite en las caídas de su equipo.
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