Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Manizales
Dirigir al Once Caldas, para Hubert Boderth, será vivir en una olla a presión. Acostumbrado a pelear ascensos y descensos, llega al Club, para reanimar a los aficionados en medio de las limitaciones presupuestales.
Encuentra una dinámica negativa que pasa por la discutida calidad de la nómina, la carencia de recursos para remodelarla, las incomodidades para competir por lo alto, el peligro de la pérdida de la categoría y las chequeras de los clubes poderosos que con bonanza sacuden el mercado. Se añade a ello la confusión que reina de ciertas esferas directivas, donde el mando es confuso y disperso.
No tiene Boderth aires de sabio, de filósofo, ni de maestro Zen; tampoco llega impulsado por sonoros triunfos en su pasado ni se cree portador de pócimas milagrosas. Se ve campechano y habla sin rebusques, con lenguaje popular. Arrastra una bolsa llena de ilusiones entusiastas, pisando con naturalidad, preparado para esa lucha fragorosa que significa alejarse del descenso.
Ha dejado en claro su obsesión por el entrenamiento, que mezcla principios de los métodos actuales con los del pasado, sin ceñirse a normas o conductas de moda que condicionan cuando no hay los elementos para desarrollarlas. Tiene un estilo definido que defiende con pasión: pelota al piso, ritmo en marca y creación, paso veloz al ataque y un sacrificio colectivo sin desmayos.
Ha dicho que no espera figuras. Quiere fieras. "Hombres con hambre”, dispuestos a luchar, sin pretensiones de estrellas, con el overol puesto. Que hagan del vestuario una familia comprometida en objetivos y sepan qué es ganar y cómo se sufre al perder.
Boderth, hombre del pueblo, acostumbrado a lidiar con futbolistas narcisos, necios, caprichosos e indisciplinados, empieza a configurar su nómina, con el tiempo en apremio, por la cercanía del comienzo de la pretemporada. Un zaguero central, un creativo como diez armador de largo recorrido, un atacante y un volante con el rotulo de “8” que le dé dinámica a la posesión, son su prioridad.
Se cuelan nombres a diario de potenciales incorporaciones pero todo forma parte de la especulación. Luis Carlos Arias, Jorge Aguirre, Ray Vanegas, Stalin Motta, Rafael Robayo, Kevin Londoño, y otros más, son expectativas sin sustento real, porque las gestiones están en embrión y las posibilidades son menores.
A Boderth no se le puede juzgar aún. Apenas llega. Genera ilusión con sus palabras, pero los hechos, los números y los resultados serán la razón fundamental para su aprobado o su condena.
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