Elizabeth Ortiz Palacios * saludablearas@yahoo.com.co
Cada cierto tiempo llegan noticias de que hay que huir de ciertos productos, ingredientes o nutrientes. Debido a este caos informativo, se pueden mezclar términos que no tienen nada que ver entre sí, aunque tengan terminología parecida. Es el caso de las expresiones 'grasa trans' y los 'alimentos transgénicos', las cuales son muy diferentes, pero que han llevado a confusiones tales como hablar de 'grasas transgénicas' y de 'organismos trans'.
Las grasas trans reciben su nombre por un tipo de enlace que poseen en su estructura: los enlaces trans. Por lo general, estas grasas son creadas en procesos industriales, pero también existen en pequeñas cantidades en la naturaleza. Aún así se habla de grasas trans en los alimentos.
La expresión, por lo general, se refiere a las que se encuentran en alimentos ultraprocesados y surgen al hidrogenar diferentes grasas vegetales. De esta manera, se consigue que los aceites vegetales (líquidos a temperatura ambiente) cambien su composición y se conviertan en sólidos. Se recurre a este proceso, porque la industria alimentaria obtiene un producto barato, que da una textura y una consistencia deseada a ciertos productos de repostería o platos precocidos. El mayor problema es que por sí mismos constituyen uno de los nutrientes más perjudiciales para el riesgo cardiovascular.
Para encontrar las grasas trans se debe revisar las etiquetas y leer los ingredientes, dado que no es obligatorio desglosar este dato en la tabla de composición nutricional. Para identificarlas hay que comprobar si están en el listado de términos las grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas.
Los alimentos transgénicos, en tanto, se obtienen alterando el material genético de un ser vivo para que se obtengan unas características deseadas. Este es el motivo por el que a los transgénicos también se les llama organismos genéticamente modificados. Están diseñados para que puedan cumplir unos requisitos concretos de otras especies y para que resistan a sequías, plagas o para que responsan a características concretas.
La producción de los transgénicos está regulada. Siempre se espera que sean seguros y no supongan ningún daño. La controversia que rodea a estos alimentos no se debe a si son o no peligrosos para el organismo, dado que se sabe que son productos seguros.
Los debates y críticas se generan entorno a otros criterios como el impacto socioeconómico o los modelos de producción que implican. En nuestro país casi no se consumen, el motivo principal es la mala imagen o la desconfianza que suscitan entre la población. Etiquetar en el producto es obligatorio, siempre y cuando contenga por encima del 0.9% de la composición del alimento .
* Nutricionista y dietista clínica de la Universidad Nacional de Colombia. Educadora acreditada en diabetes.
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