Las torres gemelas de la gran Nueva York cayeron con pausado miedo; las pirámides de Egitpo van desgranando año tras año granos de polvo que corroen su esbeltez; imperios de esplendor y poder inmenso han quedado confundidos con el correr de los años.
Razón tenía el anciano y líder Abraham cuando se atrevió a calificarse como “yo soy el polvo y ceniza “(Gen. 18,27), haciendo eco a aquella sentencia: “polvo eres y polvo serás” que recuerda la realidad de la existencia que hoy es y mañana no aparece a pesar de sus triunfos, glorias y riquezas.
Hoy miércoles de ceniza somos invitados a ser realistas al menos por un día recordando que la materia sea creada o producto de un misterioso big band o tal vez brotada de un mínimo átomo, la verdad es que aparece y desaparece, que es poderosa pero también débil ya que puede entrar en caos y salirse de equilibrio y belleza.
Hoy es día para que esta materia que somos fuerte y enfermiza, ascendente y a veces decadente, se presente ante Dios y deje que con el sello de una cruz de ceniza se le recuerda esta realidad y examine su paso por la vida, la historia, el tiempo.
Hoy iré con la frente en alto para recibir polvo y ceniza sobre mi cabeza o mi frente y sentir el frío sello que en una cruz me dice que la materia puede llegar a alturas divinas si me dejo moldear, si permito que me digan “conviértete y cree en el Evangelio”, es decir si acepto que hay un proyecto vital de mejoramiento, santidad y júbilo al saber que cada día alguien me cuida, me guía, me conduce por caminos de belleza sin igual.
Es iniciar la Cuaresma, cuarenta días de reflexión y autoexamen para hacer que esta materia que soy sea de verdad hijo de Dios, hermano de los demás, habitante feliz y creativo en este mundo.
Es propiciar un encuentro: mi debilidad, ceguera, deformidad ética, violencia, mediocridad, se coloca frente a frente con quien es Fuerza, luz, belleza, misericordia, perfección.
No es un acto humillante porque no me degrada, pero es un acto de humildad que reconoce la grandeza a la que estoy llamado y la debilidad y orgullo para seguir el camino del que llama, sacia, moldea y hace de la existencia diaria un avanzar feliz.
Es un día para sentir el llamado a lo sublime, verdadero y bello que acompaña la existencia y la materia hacia su plenitud pascual.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015