Comenzar un nuevo mes, el octavo del año, puede ser para muchos un paso a la rutina, al aburrimiento, a la repetición, al cansancio, al permanecer frenados o caídos. Pero la verdad es que el tiempo es recuerdo de que la vida es desarrollo, camino, ascensión.
Desde la explosiva fijación incierta del big bang como comienzo de todo, la enseñanza es que se parte de lo pequeño, mínimo, seminal hacia el crecimiento y plenitud; la Biblia tiene razón al comenzar con el Génesis y terminar con el Apocalipsis; de un jardín inicial al jardín radiante del triunfo y buen final.
A muchos les cuesta admitir la vida como bella, don, misterio y caminata hacia la plenitud debido a la cantidad de problemas que surgen, derribamiento de lo que ayer eran valores y hoy se miran como fósiles de una época cavernaria, incertidumbre en el avanzar ya sea bajo la luz religiosa, política, económica, ética y social.
La corrupción parece haber invadido todo, tirar al suelo lo que parecía árbol lleno de frutos y promesas; el odio y la venganza se resisten a dejar el panorama del diario vivir y convivir; la angustia parece posesionarse y dominar muchas personas y por ello se habla de posesiones y cargas aplastantes, maldiciones y oscuridades; muchos se hacen ecos del poeta: "vendo mi vida... de todos modos la lleva perdida".
Frente a esta conciencia de relativismo: todo es circunstancia pasajera, nada es estable o roca, la verdad no aparece firme, la salida es vivir en el placer como venga: "comamos y bebamos pues mañana moriremos"; esta parece ser consigna universal.
Viene aquí una de las escenas de la película "la-la-land" ganadora de un Óscar de la Academia; la verdad es que el protagonista Sam ama la música pero duda de si es una manera inteligente de vivir hasta que su amiga fiel le dice: "conviértete en quien eres" y serás feliz; es llegar a ser el hombre o la mujer que el Señor ha creado para bien del mundo y la historia, es reconocer que uno es una existencia llena de dones para el gozo de todos.
Tiene mucha parte de razón Wayne Dyer al anotar; "tú no eres un ser humano que está viviendo una experiencia espiritual; tú eres un ser espiritual que está viviendo una experiencia humana" lo cual es un llamado de atención para pensar sobre la esencia humana y sobre todo para aceptar que nuestra vida humana tiene una misión sublime e inmensa.
Todo lo anterior lo resumo en la lección que aprendí un día de dos enamorados; mientras empezaba el día en su diálogo mañanero ella le dijo a él: "ya sé como vivir este día... te amo". "Este mes y este día están abiertos para decir a todos un "te amo"; será mejor que decir te odio o no me interesas.
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