El ser humano desea y necesita la libertad para poder desplegar sus proyectos; el Éxodo narra el proceso de liberación de Israel acosado por la esclavitud egipcia hasta llegar a la tierra prometida que según expresión: “mana leche y miel”. Un peregrinaje que es un espejo para las situaciones humanas llámense de tipo político, económico, social, clasista, moral o espiritual.
Toda porción de la geografía ha pasado por esta experiencia liberadora hasta llegar al grito de la libertad que quiere decir que hay campo expedito para avanzar, vivir bien, progresar, convivir en justicia y paz; se supone que la libertad da el medio de vivir de manera justa y de buena calidad humana tanto a nivel personal como social.
Este deseo llevó a nuestra patria a plasmar en los símbolos patrios este paso anhelado desde la llegada de la corona española en 1492 a estas tierras del nuevo mundo para la historia geográfica y política; el 9 de mayo de 1834 (hace hoy 184 años) por ley tres de la República se hizo público el escudo Nacional diseñado por Lino Pombo.
Los cuernos de la abundancia, el canal de Panamá, el mar inmenso y bello, el gorro de la libertad y el cóndor que parece invitar al vuelo alto y de esperanza con el flamear de la bandera Patria todo es un símbolo de esta libertad anhelada y a veces perdida.
El lema del escudo Nacional da la explicación del tránsito a la libertad y su durabilidad: ¿por qué regresamos a la esclavitud, por qué sigue la brecha pronunciada entre abundancia de dinero y sequía del mismo para otros con ausencia de bienes, vivienda, educación, cordialidad?
El lema lo anota; libertad y orden es decir que la conquista de libertad se sostiene si hay orden que nace de la disciplina, la responsabilidad, el sentido social y fraterno de la vida, de no mirarnos como enemigos sino como diferentes, de compartir, de perdonar y olvidar fallas infaltables en todo proceso humano.
Uno de nuestros dramas es que queremos libertad pero sin guardar orden, caemos en libertinaje que es obrar en egoísta sin consideración del valor de las demás personas; es querer que se nos cumplan todos los derechos pero sin nosotros cumplir el menor deber, es exigir de todo y a todos pero sin aportar nada para el bienestar de los demás.
Cuando uno ve un conglomerado numeroso, con ánimo encendido y en largas jornadas es seguro que hay un ideal que reina y que mantiene libertad y orden en medio de una alegría que nace del amor mutuo. Ver el Rosary Run avanzar con juventud llena de vigor pero que todo lo realiza sin caos, droga, licor, peleas, es reconocer que la fe da esa libertad y orden.
Un vigilante anotaba con ocasión del Pentecostés que se celebra cada año en el estadio con lleno casi total que es increíble: no hay que requisar, no hay dañoa ni peleas, solo gozo, amor y armonía en oración cristiana. Es ejemplo de libertad y orden. Sí se puede.
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