El ser humano ha soñado con escalar cumbres en afán de la felicidad y en unir cielo y tierra en búsqueda de la claridad existencial; ya la Biblia da crédito de esta realidad al resaltar la montaña como sitio de éxtasis y revelaciones y la escala de Jacob queda como señal de temporalidad y eternidad, de cielo y tierra.
Es válido recordar que el diez de abril de 1955 algunos hombres de la Compañía de Jesús hacían esfuerzos para abrir el apartamento sencillo en el cual vivía desde hacía algunos años un hombre genial, un pensador que tenía todos los círculos creyentes y ateos en tensión. Ese día era la mañana de Pascua y al abrir lo encontraron quieto, pero con semblante sereno en su lecho: había muerto.
Todos constataron enseguida: murió el día que él estimaba como el más grande de cada año, de toda la historia, porque celebraba el acontecimiento que para él como para todo creyente vivifica la historia: la Resurrección de Jesús de Nazareth, el acontecimiento único del vencimiento del pecado y la muerte.
Ese hombre ha dado más que decir en términos positivos después de su muerte que antes: hablo de Pierre Teilhard de Chardin, geólogo, paleontólogo, filósofo, humanista, teólogo y sacerdote de la Compañía de Jesús que supo dar a su intensa vida intelectual a través del estudio de la materia y el cosmos, un contenido místico, vital, cristiano.
"Mi vida interior, decía, está definitivamente dominada por estas dos cumbres: una fe ilimitada en Nuestro Señor animador del mundo y una fe inconfundible en el mundo animado por Dios".
Anotaba también: "no podemos ser absolutamente cristianos sino a fuerza de ser desesperadamente humanos". A través de una vida apasionada por el mundo, llegó a una vida apasionada por Dios.
Llegó a hacer del Universo un templo en el cual se realiza la fusión transformante de Dios y el hombre. Hoy recordamos así a este célebre cristiano que supo unir como en hermosa sinfonía ciencia, adoración y amor.
El mundo y su historia llegaron a ser para él plenamente iluminados desde la vida de Jesucristo. Que esta Semana Santa que se acerca nos ayude para acercarnos más al Señor y contemplando su gesta intensa de amor llene de gozo y plenitud nuestra diaria historia.