La memoria o el recuerdo de hechos de historia en nuestro terruño es confortante porque permite constatar que somos raza lejana a la pereza, la indiferencia o falta de creatividad para el progreso.
Manizales y Caldas, digamos mejor el Eje Cafetero, tienen en su historia hechos de significación que comprometen nuestro presente porque es recibir una herencia que hace patria y debe continuar.
En aspectos como la búsqueda del progreso, la atención a los necesitados y la lúdica somos raza pionera y ejemplar; basta mirar un poco el pasado y revivir y sostener su herencia creativa.
En 1892, cuarenta años después de fundada la ciudad, Manizales el ocho de mayo de ese año organizó la primera compañía económica para mirar el progreso de la zona donde vivimos y crecemos; buscaba mejores ingresos, inteligente gestión y crecimiento laboral.
También un 8 de mayo, el de 1923, con el impulso de la iglesia Diocesana se dio comienzo al funcionamiento del orfelinato que buscó dar hogar a los niños y niñas que debido al abandono de sus padres quedaban a merced de la calle y la pobreza; no olvidemos que Manizales llegó a ser fuerte como parada en los caminos de cruce de viajeros y arrieros que tras aventuras no volvían a saber de sus hijos engendrados en locuras de trago y bailes en las noches de posada.
Otro 8 de mayo, buena coincidencia de fechas, el de 1930, Manizales inauguró un teatro que llegó a ser símbolo de cultura y sana lúdica en cuyo escenario desfilaron los grandes artistas del mundo del teatro y la música y se proyectaron las películas de impacto en el séptimo arte en aquella época de gratos recuerdos.
El teatro se llamó primero "el Ruiz" y luego evocando el fuego cultural de la Grecia clásica se denominó "teatro Olimpia" de inmensa grata memoria en la historia lúdica y cultural de la ciudad.
Grandes hechos y a la vez reto para nuestro presente que no debe ser inferior a tan gran herencia; nuestro compromiso es seguir con entusiasmo trabajando por el progreso de nuestra región mirando a los más necesitados y buscando la sana lúdica para el descanso grato y familiar.
Tres hechos para recordar y también para asumir como herencia que compromete a no decaer en el ánimo ciudadano.