Hoy 26 de septiembre ha sido denominado por organismos directivos como "el día del embarazo adolescente" dado el alto número de menores de edad que ya se han iniciado en la vida de la procreación.
No se trata de poner trabas al "libre desarrollo de la personalidad" como algunos doctorales dicen, sino de hacer caer en la cuenta que hace falta una iluminación para que se conozca la importancia, resonancia vital y responsabilidades que brotan en quien da una vida nueva al mundo.
La mayoría de las veces no se habla de opción en estos casos sino de emotividad fugaz, copia de lo que se ve o se oye en videos muchas veces musicales que invitan al juego del placer, al impulso del momento, al deseo instantáneo.
Más preocupante aún cuando estas relaciones nacen en momentos de consumo de alcohol o de otra clase de drogas que abundan en nuestras ciudades muchas veces proporcionadas por adultos que organizan encuentros que inducen al entretenimiento fácil que terminan muchas veces en aventuras brotadas del momento sin saber ni para qué ni con quién se llega a un acto que tiene el sello de inmensa responsabilidad como es el traer una nueva vida a este mundo que urge de la presencia de padres responsables con la capacidad mínima de respuesta.
En multitud de ocasiones las creaturas engendradas por inexpertos chicos y chicas terminan en el hogar de uno de los dos aventureros para que los abuelos a veces ya cansados y sin proyectos de niños en su casa tengan que enfrentarse al inesperado acompañamiento de niños que aparecieron en casa sin ser deseados y por lo tanto trayendo el peso de "ser cargas, problemas más que dicha".
Lo anterior amerita el compromiso de la formación afectiva de nuestros adolescentes, el hacer énfasis no solo en los derechos de la vida sino también en los deberes de la existencia, en acompañar la existencia como un proceso que trae etapas y compromisos; el Evangelio anota que "Jesús crecía en edad y gracia ante Dios y los hombres", pauta que no se necesita ser creyente para ver la sabiduría que contiene.
El enfatizar solo los derechos callando los deberes vitales, el hacer resaltar el placer como parte de la vida y del organismo pero sin resaltar la ayuda inmensa de la vida responsable, planeada y con ideales es anunciar que la jornada tiene sol pero sin hablar de la noche, que la vida trae risas pero también llanto, que la existencia posee cuerpo pero también conciencia, que existe lo externo pero también lo interno.
Hay que agradecer a los movimientos y grupos que orientan niños y jóvenes en la alegría de vivir, que se atreven a hablar de castidad y alegría, que dotan a sus integrantes de armas para luchar, crecer y ser felices sin errores evitables.
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