La tarde estaba brillante y el firmamento ofrecía como un telón de fondo pinceladas de profundidad; aquí y allá danzaban en lo alto pequeños y frágiles artefactos sostenidos por el viento; creí que eran estrellas que se acercaron para cerrar el día regalando colores, belleza y ritmo, pero eran las sencillas y hermosas cometas que en agosto lucen en parques y montes elevadas por manos casi siempre infantiles y sonidos de sonrisas.
Tienen artes quienes las elaboran y conjugan imaginación y talento: son cargadas de colores y con formas que desde un cubo hasta un águila despiertan la fantasía, invitan a la pequeña aventura de lanzar al viento y a la altura el pequeño objeto tratado con cuidado combinando altura, destreza, ritmos del viento.
Es actividad saludable para adultos y niños: elevar cometas acerca a padres e hijos, educadores y alumnos, estampa la sonrisa en el rostro que festeja la proeza inicial del pequeño que grita victorioso y con asombro el paso de elevar su cometa que es casi un querer besar el cielo deseando las alturas y lo mejor para la vida.
Es ambiente comunitario, alegre, fraterno; familias, niños y niñas, amistades, transeúntes, vendedores y fabricantes, todos resultamos unidos alabando la belleza de aquella cometa, la destreza ejecutante del chiquitín o la nena; el firmamento se llena de movimiento y colorido y podemos tener una corta experiencia de encuentro humano sin violencias, odios, gritos insultantes, poderío del dinero pues allí todo es de bajo costo; que sigan los vientos de agosto y nos regalen tan bello escenario.
Se me ocurre pensar que la vida de cada uno es similar a esa cometa pequeña, frágil pero a la vez hermosa, capaz de tocar alturas, de enfrentar vientos, de dar oportunidades para sembrar alegría entre los que nos rodean.
Tal vez en esto pensaba el autor del Salmo ocho cuando exclamó: "qué grande hiciste al hombre, al ser humano", que desde su calidad humana puede llegar a ser divino, es decir reflejar sin oscuridades la bondad, sabiduría y gozo de Dios.
Solo una cosa pienso: así como la bella cometa puede elevarse a tan gran aventura gracias a un cordel que la sujeta, así mi vida no puede cortar el cordel o hilo conductor porque vagaría y me perdería en un espacio misterioso con el miedo como herencia. Sé que la vida en manos de Dios está segura y podrá alcanzar vientos refrescantes y alturas inolvidables... Él nos tendrá asidos con la cuerda del amor que ojalá no se rompa.
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