El papa Francisco habló a los jóvenes y les dijo que “no se dejen quitar ni la alegría ni la esperanza” y les invitó a una presencia en la construcción de un mundo mejor: “Armen lío” les señaló en el sentido de hacer presencia notoria no destructiva sino positiva.
Frente a estos muchos muestran pesimismo y resaltan vicios y desvíos del mundo juvenil; la verdad es que hace falta tener más en cuenta la presencia y poderío juvenil que en su mayor volumen es sano, creciente, alegre y con impulsos de grandeza.
Hace falta sí dar horizontes, posibilidades de surgimiento. Hace años un buen hombre nos dio lecciones sobre esto; nació en Turín en 1815 y pasó una infancia dura y pobre pero con el impulso familiar estudió, trabajó en el campo y entró al Seminario llegando al presbiterado con un corazón abierto de amor a Dios y a la humanidad; después de un largo y fructuoso ministerio murió en 1888; su nombre quedó enmarcado entre los hombres de grandeza en el mundo, se llamó Juan Bosco, cuya memoria celebra hoy 31 de enero el calendario.
Don Bosco empezó a trabajar y pronto captó una realidad; cantidad de niños y jóvenes vagaban por las calles, vivían en cuevas de las montañas vecinas a cada pueblo, se alimentaban de lo recibido por limosnas o casi siempre como producto del robo que ya tenía conformadas bandas de ataque organizadas y unidas.
Don Bosco optó por acercarse y hacer algo; con alegría se hizo amigo de algunos de ellos, les recogió en albergues cómodos llamados oratorios o sea casa donde se oraba y se trabajaba y todo se vivía en común; con empresarios amigos se conectó y logró que le dieran empleo para los más juiciosos de aquellos chicos.
Pronto el cambio empezó a notarse; Don Bosco fundó una comunidad con rama masculina y femenina y que hasta hoy evengeliza en el mundo a la juventud en dificultades; en Colombia se hizo famosa la casa fundada por el padre salesiano Javier de Nicoló constituida como “ciudadela Bosconia” donde miles de jóvenes han encontrado una vida nueva.
En el corazón queda hoy la duda si será posible jóvenes que armen lío cuando se les quita la memoria, porque ya no se enseña ni historia Sagrada o nacional, se les quita el presente y el futuro porque ya no se enseña religión ni valores humanos que hagan mejor el camino, se les da como modelos series televisivas de armas, atracos, asesinatos, engaños, líos de faldas y aventuras locas.
Ojalá que como Don Bosco volvamos la mirada a la juventud para hacer camino con ella; gracias a quienes impulsan su progreso en una pastoral juvenil y una pedagogía estudiantil que abre caminos y rectitud en las nuevas generaciones.
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