En el caminar diario de la existencia o el navegar como dirán otros por el ritmo del tiempo buscando playa y reposo, encontramos faros que emiten luces que aclaran y guían en los senderos recorridos.
El 18 de abril de 2006 murió en España una mujer que puede ser considerada faro para el camino porque señala una playa para el reposo y regocijo. Era martes de Pascua y en Mataró entregó su existencia terrena.
Nació en el cantón de Aargau cerca a Zurich en Suiza en el año 1939; de ambiente campesino y hogar trabajador y numeroso, a los veinticinco años era poseedora de amplia cultura gracias a su interés por formarse y ser útil; tenía estudios universitarios, dominio de cinco idiomas y aficiones artísticas.
Empieza a viajar como turista y estudiosa entre Suiza y España y decide quedarse en España ingresando a un monasterio el 7 de marzo de 1964. Su modo de ser alegre y acogedor le ubica al poco tiempo como priora del Monasterio en el Maresme.
Como la Teresa de Jesús del siglo XVI a ella le compete un paso renovador en las comunidades contemplativas y lo hace con aciertos hasta el punto de permitir la apertura a los modernos medios de comunicación como la internet, todo ello usado para la evagelización; parte del día las monjas reciben llamadas ya sea para pedir ayuda en aprendizaje de orar o para consejería en la superación de fracasos, miedos y problemas.
“Hay que avanzar, decía, con prudencia y coraje a la vez, con creatividad y fidelidad pero sin abandonar jamás el talante contemplativo”; esto le llevó a sus grandes reformas y avances en la difusión de la Palabra de Dios y el ejercicio de la oración.
La vida cotidiana y la oración como respiración de la fe son temas muy preferidos de sus escritos y pensamientos. Decía por ejempo: “Creer es estar contento de ser y saber de alguna manera que mi vida no es inútil, que hay alguien a quien le agrada que yo viva”; si los que me rodean no tienen mi vida como valiosa sé que mi creador y Dios sí tiene agrado en que yo viva, avance y cada día celebra mi existencia”. En verdad sirve saber que es cierto que alguien siente agrado de que yo viva y por ello debo hacer de mi vida algo agradable y bello.
Sobre la oración decía “mi experiencia es ejercicio de un camino de amor, un entrar dentro de la espesura de la cotidianidad con aquellas pequeñas alegrías de cada día que descubrimos si tenemos los ojos limpios y fijos en aquel que nos ama”.
Aquella mujer faro se llamó Cristina Kaufmann y su recuerdo es hoy grato y refrescante.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015