¿Insucesos? ¿Ocurrirán? Filosóficamente hablando, sobrevienen hechos desastrosos que representan la idea que quieren manifestar quienes emplean para ello un término que no existe en castellano, y que, por lo mismo, no está asentado en ningún diccionario. Ello es que el término ‘insuceso’ es un absurdo semántico. La razón de esto es clarísima: el prefijo ‘in-’ tiene en las palabras a las cuales se antepone los significados de ‘adentro’ (‘insular’) y de ‘negación’ (‘inacción’). Nada más. ‘Insuceso’, entonces, si existiese, significaría, ‘dentro del suceso’ o ‘no suceso’, sin sentido, ambas significaciones. Tan extendido está este empleo arbitrario del terminacho, que el editorialista de El Tiempo lo usó en esta información: “El lamentable insuceso en el que perdió la vida Álvaro Torres, el economista…” (16/8/2018). Generalmente, con él se expresa la idea de accidentes en los cuales hay heridos graves, fallecimientos y desastres materiales. ‘Tragedia, desgracia, infortunio, calamidad, fatalidad, catástrofe, pérdida’, etcétera, son los términos adecuados. Nota: el prefijo ‘in-’ se convierte en ‘im-’ cuando la ortografía así lo exige, por ejemplo, ‘impaciencia’, o en ‘i-’, como en ‘irredento’.
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‘De rebozo’ es una locución adverbial que significa ‘ocultamente, simuladamente, en secreto’. Y ‘rebozo’ es el modo de llevar la capa o manto cuando con él se cubre casi todo el rostro. De aquí que el verbo ‘rebozar’ signifique “cubrir todo el rostro con la capa o manto”. ‘Rebosar’, en cambio, en su primera acepción, significa lo siguiente: “Dicho de una materia líquida: Derramarse por encima de los bordes del recipiente que la contiene”, verbigracia, ‘el chocolate rebosó la chocolatera’. El corajudo columnista Jorge Enrique Pava Quiceno empleó el primero en lugar del segundo en esta afirmación: “Lo que no saben es que la taza de la que ellos han abusado sin conmiseración, está a punto de rebozarse” (LA PATRIA, 17/8/2018). “…está a punto de rebosarse”, correctamente. Una sola letra puede cambiar por completo la acepción de una palabra. Relacionado con el verbo ‘rebozar’ está ‘embozar’, que significa “cubrir el rostro por la parte inferior hasta las narices o los ojos”, y con ‘rebozo’, ‘embozo’, que, en su segunda acepción’, es la “parte de la capa, banda u otra cosa con que se cubre el rostro”.
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‘Professe’ es un adverbio latino que significa ‘francamente, sin rodeos’. En castellano tenemos la locución adverbial ‘ex profeso’ -del latín ‘ex professo’ (‘abiertamente’)-, “de propósito, con intención”. Todas, del verbo latino ‘profiteri’ (‘declarar abiertamente, reconocer públicamente, confesar’) a través del participio ‘professus’. El senador y columnista Jorge Enrique Robledo utilizó la locución castellana en esta frase: “…sino de un sistema político-público-privado que exprofeso han creado y que perpetúan violando o introduciendo la trampa en la ley…” (LA PATRIA, 20/8/2018). ¿Lo hizo ex profeso? Quiero decir, ¿pegó las dos palabras intencionalmente? Lo ignoro. En castellano son dos palabras, la preposición ‘ex’, que se usa en algunas locuciones castellanas tomadas del latín, y el nombre ‘profeso’. Y no se pueden pegar, porque, en dicha locución, ‘ex’ no es prefijo.
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Hay batallas que, definitivamente, son imposibles de ganar. Me refiero a la inutilidad de luchar contra el uso indiscriminado e inútil de las locuciones ‘por parte de’ y ‘de parte de’. Y no hablo de los insufribles comentaristas deportivos. Aludo a narradores cultos, por ejemplo, a la corresponsal Esther Sierra Botero, practicante del bello arte de la declamación, quien para la Voz del lector escribió lo siguiente: “Por todas estas actividades se ha recibido reconocimiento por parte de la Asamblea Departamental de Caldas, de la Secretaría de Cultura del Departamento…” (LA PATRIA, 20/8/2018). Suprima usted, señora, las dos palabras ‘por’ y ‘parte’, y se dará cuenta de que no son necesarias para expresar cabalmente su idea, tanto más cuanto que el otro complemento -‘de la Secretaría de Cultura’- no las tiene, ni las necesita. Al verbo ‘recibir’, para su complemento, le es suficiente la preposición ‘de’, sin colgandejos, por ejemplo, ‘recibió de sus paisanos el reconocimiento merecido’. ¿No le parece?
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