Un par de semanas atrás hablé de la confusión que se hace de algunas formas compuestas de los verbos en ambos modos, indicativo y subjuntivo, por ejemplo, ‘hubiera sido’ por ‘habría sido’. Hoy, el turno es para las formas simples correspondientes, verbigracia, ‘hubiera’ (pretérito imperfecto) por ‘habría’ (pospretérito o potencial simple). El doctor Jorge Raad Aljure cayó en ella, dos veces, en la siguiente frase: “La vida de los seres humanos debiera ser cada día más simple en el sentido de que pudiera existir sin muchas ataduras…” (LA PATRIA, 13/6/2017). Castizamente, así: “…debería ser cada día más simple” y “podría existir sin muchas ataduras”. La explicación llana de esto, porque el empleo de dichos tiempos tiene muchos bemoles, se puede ver en este ejemplo que propone don Andrés Bello en su Gramática: “Se anunciaba que al día siguiente llegaría la tropa” y “Por improbable se tenía que al día siguiente llegase o llegara la tropa”. En el primer ejemplo, se habla claramente de un hecho esperable, aunque eventual; en el segundo, de una mera probabilidad. En la muestra del doctor Raad Aljure, en los dos casos, se expresa también un hecho imperioso (aunque especulativo), no un deseo ni una posibilidad.
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El verbo ‘resistir’, es transitivo, por lo cual, para su complemento directo, por lo general, no pide la preposición ‘a’, por ejemplo, ‘resistió la tentación de viajar’. Pero cuando se emplea como pronominal, ‘resistirse’, la exige, verbigracia, ‘el dictador de Venezuela se resiste a entregar el poder’. Contra esta norma pecó la redacción de El Tiempo en esta información: “El invierno que ha vivido el país este año se resiste dejar a Manizales” (Eje Cafetero, 9/6/2017). “Se resiste a dejar a Manizales”, obviamente. Por fortuna, el redactor respetó la preposición para el complemento de ‘dejar’.
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No se deben confundir ‘tópico’ y ‘tema’. El señor Felipe César Londoño escribe: “……y la dimensión cultural de la biocreación y la paz, entre otros tópicos” (LA PATRIA, 7/6017). “Entre otros temas” o “asuntos”. Este error es muy común y viejo, anatematizado por don Marco Fidel Suárez y defendido por el académico don Roberto Restrepo con estas palabras: “Con decir esto se sabe ya que no estamos errados al emplear ‘tópico’ con la acepción de ‘tema’…”. Sin embargo, don Manuel Seco, en la definición de ‘tema’ dice lo siguiente: “Este nombre masculino significa ‘asunto de un escrito, de una conversación o de una obra de arte’. No debe suplantarse este nombre por ‘tópico’, mala traducción del inglés ‘topic’ ”. En efecto, ‘tópico’, derivado del griego ‘topós’, significa “Perteneciente o relativo a un lugar determinado. // Perteneciente o relativo a la expresión trivial o muy empleada”. ‘Lugar común’. En la última edición de su diccionario (2014), la Academia de la Lengua asienta esta otra acepción de ‘tópico’: “Lingüística. Tema. Parte de un enunciado”. De ‘enunciado’, para entender adecuadamente, dice: “Secuencia de palabras delimitada por pausas muy marcadas, que puede estar construida por una o varias oraciones. // Ling. Secuencia con valor comunicativo, sentido completo y entonación propia”. De acuerdo con estas nociones, ‘tópico’ no es lo mismo que ‘tema’, con la susodicha acepción. Además, sus sinónimos son ‘Apósito, sinapismo; vulgar, trivial, manido, adocenado, común (expresión); local; lugares comunes, frases hechas, sentencias rancias, dichos sobados’. Nota: El diccionario de María Moliner dice de ´tópico’ que en Hispanoamérica, por influencia del inglés, es sinónimo de ‘tema’, ‘asunto’, “tema de conversación en general”. Como lo sugerí hace tiempo, le queda al escritor culto decidir…
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Una frase del doctor Gonzalo Duque Escobar, ingeniero y profesor universitario, me recordó “la corrupción en sus justas proporciones” de Julio César Turbay, presidente que fue de Colombia. Así redactó: “…en donde se infiere que la corrupción en Manizales, aunque no es la deseable ni tiene los ribetes preocupantes de otras regiones…” (LA PATRIA, 19/6/2017). Estoy convencido de que el muy apreciado profesional no quiso expresar lo que expresó, porque la ‘corrupción’, sin tener en cuenta su ‘proporción’ (¿tamaño?), no es ‘deseable’ desde ningún punto de vista, ni aceptable. Siempre, condenable. Al margen: el verbo ‘inferir’, para su relación con el antecedente, exige la preposición ‘de’, no ‘en’: “…de donde se infiere”. Quisquillas, pero importantes.
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