Por esto, recordé el refrán que dice “no se saca el arador con pala de azadón”.
De mis ya muy lejanas horas de aprendizaje del castellano, recuerdo que el maestro nos decía que la locución adverbial correcta era ‘de pies’, no ‘de pie’, por su significado, éste: “Estar en posición vertical sobre los dos pies”. ‘Un profesor’, colaborador asiduo de La voz del lector, después de notar la falta de concordancia en ‘un traspiés’ (‘un traspié’, correctamente), añadió: “En la misa, el que oficia también lo sufre cuando pide que los fieles se pongan de pies” (LA PATRIA, 19/3/2018). Sí y no, digamos, porque con el tiempo las normas van cambiando, por lo cual actualmente son aceptadas las dos enunciaciones de la locución, la segunda con mayor acogida. Por esto, el Diccionario panhispánico de dudas anota: “La forma ‘de pies’, normal en etapas anteriores del español, se siente hoy como vulgar y debe evitarse en el habla culta”. No me convence. Y don Manuel Seco enseña: “En cuanto a ‘de pies’, si bien puede encontrarse en escritores clásicos, la lengua moderna la desdeña en favor de ‘de pie’ ”. El Diccionario, sin tomar partido, dice simplemente: “De pie, o de pies, locuciones adverbiales, en pie”. Esta última locución significa también “que alguno se ha levantado ya de la cama, restablecido de alguna enfermedad, o que no hace cama por ella” (Vicente Salvá), y entra en la formación de muchas otras locuciones, verbigracia, ‘estar en pie de guerra’, ‘la decisión sigue en pie’, etc.
***
En el empleo de las palabras, como en todo, hay que guardar siempre las debidas proporciones, es decir, que un término tiene que usarse dentro de los límites de sus acepciones, por ejemplo, ‘asesinato’ es el homicidio de un ser humano con premeditación y alevosía; sin olvidar, por supuesto, sus significados figurados. No se puede, entonces, hablar del asesinato de un miura. Traigo esto a cuento por la siguiente frase del columnista de El Tiempo Salvo Basile: “…que Grau recibió con mucho gusto y agrado, hasta cuando laceró el envoltorio y se dio cuenta de que el regalo era su cuadro” (23/3/2018). Ello es que el verbo ‘lacerar’, en castellano, quiere decir “lastimar, golpear, magullar, herir”. Significa también “afligir (causar tristeza)” y “dañar, vulnerar”, acepciones que sólo se refieren a personas. Al señor Basile se le puede pasar por alto esta imprecisión, porque en italiano –su idioma materno– ‘lacerare’ significa también ‘rasgar, romper’. El verbo tratado viene del latino ‘lacerare’ (‘despedazar, romper; desgarrar, destrozar algo; ultrajar, agraviar con palabras, malgastar, derrochar’). Lo que quiero decir es que el verbo ‘lacerar’ le queda grande a la rasgadura de un papel. Por esto, recordé el refrán que dice “no se saca el arador con pala de azadón”. Nota: arador es un ácaro diminuto, parásito del hombre, en el cual produce la enfermedad llamada sarna.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015