Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco entre otras atribuciones, es reconocido en los anales de la historia como el referente primigenio del partido conservador en Colombia; fue Bolívar quien gestó los pilares de la ideología conservadora a la par que libraba intrépidas contiendas libertarias. En tal sentido, el conservatismo ostenta aproximadamente doscientos años de presencia en los escenarios socio-políticos de nuestro territorio.
En el año de 1849 Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro concibieron “el programa conservador”, un documento que en resumidas cuentas exponía los lineamientos de la colectividad goda, constituyéndose de manera oficial la idiosincrasia que se predica de quien milita o simpatiza con los pensamientos azules.
Han sido años de construcción progresiva del partido conservador en los cuales se ha trasegado un arduo camino hacia el fortalecimiento de la doctrina, principios y valores que soportan el peso de la bandera conservadora, con fines claros y precisos, como el respeto por la dignidad humana, el orden y la tradición.
En Caldas el conservadurismo ha tenido grandes exponentes, tales como; Gilberto Álzate Avendaño, Silvio Villegas, Rodrigo Marín Bernal y más recientemente Ómar Yepes Álzate, Arturo Yepes y Luis Emilio Sierra (por mencionar algunos). De lo que se deriva que en términos de representación el departamento caldense ha tenido buena participación dentro del partido conservador.
De todo lo anterior es válido concluir que el conservatismo ha sido un gran referente en la política del país, pues ha tenido varios inquilinos en la Casa de Nariño e innumerables congresistas, diputados, concejales etc.
Pero el auge del conservadurismo aparentemente está terminando. Después de que su estandarte llegara a la cima ha iniciado un proceso de desfortalecimiento interceptado por escándalos de corrupción, tráfico de intereses y clientelismo.
¿Qué pasó?, ¿cuándo ocurrió el desplazamiento del partido conservador de las principales decisiones políticas de Colombia?, ¿cuál fue el detonante de tal hecho?, ¿por qué el partido no fue capaz de permanecer en las planas mayores del ejercicio político?… tal vez en el florecimiento de un ramillete de partidos y movimientos nuevos para el ejercicio de la práctica democrática se encuentre la respuesta a varios de estos interrogantes.
Quisiera enfocar la discusión por ese camino, pues no considero que la población haya perdido la identificación con los postulados del partido. Pues bien se podría concluir que la política en Colombia se resume en dos colores; azul y rojo.
Entre la amalgama de tintes políticos que se ha venido gestando, los jóvenes comúnmente optan por el más revolucionario o por aquel que les prometa transformación estructural. Por ello, el partido conservador pocos militantes mancebos posee, pues su gran mayoría son personas ya bastante avanzadas en calendarios y que poco o nada entienden de las coyunturas sociales del país.
Pero considero que mal se han interpretado los fines y propósitos perseguidos por el conservatismo, pues estos no se resumen de manera patosa a perpetrar en el tiempo su doctrina, lo cual resultaría de suyo insostenible, pues el hombre cambia constantemente, al igual que sus formas de interacción. Lo que sí se persigue por la práctica goda es señalar unos parámetros primordiales que permiten un sano y productivo proceso de orientación política en medio del cual el hombre debe ser quien determina el cambio y no a la inversa.
No se debe huir al partido conservador, por el contrario, se debe hacer un esfuerzo por esclarecer esa imagen retrograda, inquisitiva y primitiva que se le ha atribuido a partir de las tergiversaciones de los contrincantes, de modo que la única forma de lograr ver el fondo de este asunto es conociéndolo a partir de la experiencia propia. La imagen de algo no es la misma cuando se construye desde una percepción personal que cuando se edifica a partir de referencias de terceros.
Me identifico como godo, pertenezco al digno conglomerado “godarrio” de Colombia. Me resulta imprescindible la protección a la propiedad privada, el culto a la ley, la tradición, el orden constitucional, el desarrollo económico, los derechos fundamentales y la democracia deliberativa. Creo firmemente que el partido conservador con su larga trayectoria aún tiene mucho que ofrecerle a esta sociedad.
El partido conservador tiene mucho futuro; hago un llamado a las juventudes conservadoras (aproximadamente 4.000 jóvenes) para que fomentemos nuestra filosofía, esparciéndola por todo el territorio nacional, dando cuenta de los avances y triunfos logrados por el conservatismo, generando conciencia de las verdaderas directrices del partido. Si hoy se habla del socialismo del siglo XXI también puede empezar carrera la idea del conservatismo del siglo XXI, estructuración propia de los conservadores novicios.
Ya lo dijo José Ortega y Gasset “Jóvenes, haced política. Porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros. Y probablemente, contra vosotros”.
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