Desde esta columna de opinión he ejercido con criterio y responsabilidad el legítimo derecho a la sana crítica en los asuntos de educación, tema del cual considero tener algún conocimiento que garantiza la idoneidad del análisis.
Son múltiples los llamados a la reflexión que he planteado cada vez que considero necesario hacerlo en procura de generar reflexiones saludables para la agenda del país educativo; pero así como he tenido suficiente criterio para enarbolar la crítica, también nos acompaña la gallardía para reconocer buenas gestas; es por ello que en esta ocasión quiero aprovechar para destacar la actitud del señor gobernador del departamento de Caldas y del señor alcalde del municipio de Manizales, quienes han tenido un gesto de coherencia política con la educación y, por encima de eso y más importante aún, un gesto de consideración con la dignidad de los niños de Manizales y Caldas. Lo digo porque han hecho un gran abono a la deuda social histórica que tanto el departamento como el municipio tenían con la infraestructura escolar. Manizales ha invertido alrededor de cuarenta mil millones de pesos y la Gobernación, aproximadamente cien mil millones.
Para que usted, amigo lector, pueda tener un referente en cifras, me permito entregarle este dato: en Manizales históricamente se ha asignado una partida anual de infraestructura escolar entre quinientos y mil millones de pesos para intervenir la totalidad de las sedes de las cincuenta y cuatro instituciones educativas.
Digo que es un gesto de coherencia política, porque ambos mandatarios a lo largo de sus campañas posicionaron la educación como eje y pilar de sendos programas de gobierno, hecho que no es para nada nuevo, y que normalmente hacen todos los candidatos en tiempos de campaña. Lo que sí es nuevo y a eso denomino coherencia es que efectivamente lo demuestren con sus decisiones de gobierno, porque como bien lo dice la sabiduría popular: “Obras son amores y no buenas razones”.
Y es que lamentablemente nos han acostumbrado a las razones; la principal y que de tanto repetirse ya casi la terminamos aceptando es que “pareciera que en lo público todo se ha hecho para que nada funcione”.
Y digo además que estas inversiones sin antecedentes en la historia de la educación en el departamento de Caldas y en el municipio de Manizales son un gesto de consideración con la dignidad de sus niños, sencillamente porque ellos tienen el derecho a disfrutar en la escuela de sanos espacios, de saludables ambientes, de entornos escolares seguros y provechosos, que les permitan mejores jornadas y mayores posibilidades de aprendizaje.
Estas decisiones de buen gobierno constituyen un precedente muy importante en la vida institucional de la ciudad y del departamento. Es posible cambiar una cruda realidad por histórica que esta sea. Hasta ahora estábamos acostumbrados a que los atributos estéticos, higiénicos, seguros y funcionales no tenían ninguna posibilidad en la escuela pública y que por el contrario eran un privilegio de la escuela privada.
La trascendental intervención en la infraestructura escolar que hoy desarrollan los mandatarios constituye asimismo un avance significativo en el cierre de brechas de inequidad social. Definitivamente, cuando el hijo del empresario y el hijo del trabajador vayan a una misma escuela estaremos ante una auténtica democracia.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015