En reiteradas ocasiones me he referido en este espacio a los desaciertos del alto gobierno y de los legisladores de Colombia en la formulación de la política pública para el sector educativo. Son permanentes los programas que diseña y ejecuta el Ministerio de Educación Nacional que resultan inicuos para los intereses legítimos de los escolares. En esta oportunidad quiero analizar un elemento esencial en la dignificación del maestro, una expresión que, lamentablemente, es tan apropiada en el discurso de los aspirantes a los cargos de elección popular, pero tan desconocida y ajena para los mismos cuando ostentan el poder.
Me refiero a la salud de los maestros. Considero que es un ejemplo palpable del grado de interés del alto gobierno por rodear de garantías y condiciones prestacionales y laborales a sus maestros. No justifico que, por asumir la defensa de los derechos económicos de los maestros, tengamos que privar a los niños de Colombia de su derecho fundamental a la educación. Sin embargo, cuando se trata de la exigencia en términos de garantía de la salud, ya no estamos reclamando beneficios económicos, sino salvaguardando la vida, aquella misma que muchos maestros han perdido por el abandono y la negligencia de quienes tendrían que garantizarla sin condición alguna. Entonces sí justifico con dolor de maestro, con la angustia de quien acepta un mal necesario, que por encima del derecho a la educación de los niños está el de la vida y la seguridad de los maestros y sus familias; entre otras cosas, porque si bien es cierto que los niños necesitan a sus maestros en la escuela y no en las calles protestando, también lo es que los necesitan sanos, tranquilos, aptos física, anímica y mentalmente, y eso es precisamente lo que el Estado no ha sido capaz de garantizarles a los maestros de Colombia.
A propósito del actual paro nacional, soy de los que consideran que el punto crítico de la educación en Colombia tiene que ver con la ineficiente prestación de los servicios médicos a los maestros, y que este solo aspecto amerita una protesta nacional. Un país que condena a los maestros y a sus familias a la inseguridad medico-asistencial es una nación que no puede aspirar a ser la más educada de América Latina en el 2025, sencillamente porque sus maestros estarán enfermos, los que estén; los otros, seguramente, ya habrán muerto.
Llevamos más de 25 años con este modelo de contratación de los servicios médicos para los docentes. Se han enriquecido cualquier cantidad de empresarios, se han muerto cualquier cantidad de maestros por negligencia en el servicio (casos conocidos y fallados), las demandas de los usuarios por falta de atención oportuna se mantienen a la orden del día, las calificaciones de insatisfacción de los usuarios son críticas, y es tan grave la situación que ya estas empresas asumen como deudas corrientes el pago de las multas y sanciones a las que normalmente se ven condenadas por su ineficiencia.¿Hasta cuándo? ¿Qué más tiene que suceder para que el gobierno nacional entienda que esta crisis es estructural y que estamos ante un modelo perverso que posibilita los lucros de las gestiones de tercerización -léase atención del negocio- y las menguas de las tareas misionales -léase atención al usuario-?
No entiendo por qué no se deja esta responsabilidad en cabeza de los municipios certificados y de las gobernaciones, para que sea por medio de redes locales de salud que se atienda a los maestros. ¿Qué intereses nacionales existen para que no se haya pensado en la descentralización de los servicios de salud de los maestros? Tampoco entiendo por qué este aspecto crítico de la salud de los maestros no lo ponen los dirigentes sindicales como punto fundamental en las negociaciones con el alto gobierno. La verdad, me asaltan muchas inquietudes y pienso que desafortunadamente levantaremos esta protesta nacional con algunos pocos pesos en el bolsillo, que en todo caso serán insuficientes para costear la medicina privada a la cual de manera recurrente tenemos que acudir para menguar riesgos fatales.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015