Qué empalague con el día de la mujer, todavía no se me quita el hostigamiento. Rositas rosadas, ositos, chocolaticos, corazones, dulces frases rimbombantes como mujer tu pródigo vientre es la luz de la humanidad, Dios te dio la bendición de haber nacido mujer, feliz día mujer preciosa. Hasta rebote me dio. ¿De dónde salieron todas esas ridiculeces? ¡Eso que lo dejen para expresar su cariño el día de la madre! pero el ocho de marzo día internacional de la mujer trabajadora hay que tomarlo en serio y con respeto, porque vamos es por la reivindicación y la lucha hasta la muerte. Deberíamos más bien hacer mítines para que nos suban los sueldos y no sentarnos a esperar, mientras contamos las rosas que nos mandaron, los 120 años que faltan para que se igualen nuestros salarios con los de los hombres. Para no pedir tanto, sería suficiente con que este día no nos violen en un callejón oscuro ni nos maten por celos o por lo menos que el ocho de marzo de cada año ningún hombre del planeta nos dé en la jeta.
Deberían felicitarnos, sí, y no por el vientre pródigo ni la ternura de nuestros corazones, sino porque hemos dado la lucha desde siempre y hasta siempre. Porque hemos avanzado a punta de resistencia, aunque todavía nos falta mucho. Y tampoco nos feliciten por los derechos adquiridos porque son derechos que se tienen así no se adquieran y los hemos merecido desde el principio del principio, a pesar de que los hombres por su fuerza bruta pensaron que dominaban el mundo. Y resulta que sin nosotros no pueden vivir, y ahí es cuando deciden matarnos después de torturarnos.
En este día honramos a las mujeres trabajadoras. A nosotras y a las de antes, y a las que empezaron la batalla igualitaria que algunas pagaron con su vida. No se celebra la maternidad ni es un reinado de belleza. Es una lucha obrera. Y política. Y social. Pero tranquilos los que les mandaron maricaditas a la pareja, de todas maneras se les agradece el detalle. Lo importante es saber que este día declarado oficialmente por la ONU en 1975 no es para empalagar con melcochitas sino para subir salarios y crear espacios de igualdad. Y recordar que un día como este en 1857 las empleadas de la compañía textil Lower East Side decidieron hacer huelga por las largas jornadas laborales de más de 12 horas diarias, las duras condiciones, y el miserable sueldo un 60% menos que el de los hombres, que ya era pésimo en la Nueva York de aquellos años. Emancipadas salieron a las calles donde solo recibieron agresión y violencia por parte de los policías que acabaron con la marcha. También un 8 de marzo de 1908 en las grandes fábricas textileras de Estados Unidos 40.000 costureras se declararon en huelga. En la Cotton Textil Factory en Nueva York, una de las empresas donde se inició, 120 mujeres murieron devoradas por las llamas. Los dueños cerraron puertas y ventanas con las mujeres huelguistas adentro y el edificio se incendió.
Recuerden por favor que la consigna no es mamacita rosadita de ojos vírgenes. Invítenla a comer a un buen restaurante, ábranle champaña, cómprenle el mejor vestido. Siéntense con ella a la mesa y cuéntenle lo que piensan hacer ustedes para ayudar al cumplimiento de la consigna de las Naciones Unidas para el 2017: “Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50/50 en 2030”. También es muy importante que lo hagan todos los días, no solo el 8 de marzo.
Y recuerden, se trata de ir por este mundo 50/50 en oportunidades, todo igual, menos la cuenta del restaurante. La lucha obrera no quiere decir que los príncipes se acaben.
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