En estas fechas sale uno a pasear en el carrito con la familia de vacaciones a celebrar la Navidad, le hace la revisión de viaje al carro, seguro obligatorio al día, manda a recargar el extinguidor de tres libras, compra chaleco reflectivo y linterna que acomoda en el baúl dentro del kit de carretera, todo en orden, pinta veraniega, gafas de sol, buena música para el trayecto, manos libres por si lo llaman, un día esplendoroso, se estrena sus gafas oscuras, acomoda a su muchachito de doce años adelante para que le ayude con el Waze, cinturones de seguridad, atrás va su mamá y el sobrino con sus audífonos sin musitar palabra y con un par de cervezas en la mochila para llegar a enfriarlas cuando lleguen a la finca donde los esperan. Logran salir de la ciudad y coger carretera, qué delicia, autopista doble carril, pero usted prudente, ante todo prudente porque va con la familia y aunque quisiera y pudiera ir a 100 kilómetros por hora, se va a 70, apreciando el verde del paisaje. 
Cuando todo parece perfecto, aparece al acecho después de una curva la temida banda de atracadores de carretera. Oríllese hágame el favor. Y empieza el simulacro de multa que es realmente el robo con el que ahora comienzan todos los paseos por tierra en Colombia. Buenos días señor agente. Papeles por favor. Y uno se los entrega con cierta sonrisa triunfal porque lo va a dejar mamando pues tiene todo al día, y no sospecha todavía lo que el ladrón tiene planeado. Bájese del vehículo. Permítame un requisa. ¿Para dónde va? A la finca de un amigo aquí cerquita. Y el tipo lo mira como si usted le hubiera dicho que va para la luna, su respuesta le suena muy sospechosa. Abra el baúl. Mira todo por encimita como si estuviera viendo popó y le pide el kit de carreteras. Je je je este pendejo se va a quedar con las ganas de robarme porque tengo todo: extinguidor cargado, señales de carretera reflectivas en forma de triángulo y con soporte, los tacos para bloquear el carro, destornilladores y alicate, botiquín de primeros auxilios con agua oxigenada, gasas, vendas, alcohol, guantes de látex, algodón, jabón, jejeje, se jodió, y además la linterna y el chaleco nuevos. El agente le pregunta ¿y el gato? Se quedó con la vecina, le contesta, y ahí sí el que se jodió fue usted. Perdón agente, es que pensé que me hablaba de Michico, tenemos un gatico… Saque el gato inmediatamente que no tengo tiempo para perder aquí. Claro, piensa uno, tiene que robar a otros, y procede con prisa y sin ayuda a bajar las maletas, cajas, bolsas, comida, ponqués, botellas de trago, todo tirado en el pavimento para sacar el gato y la cruceta. Hasta el momento el atracador no le ha logrado sacar la prima de diciembre, pero olvídese, ellos están entrenados para eso. Son diez multas, le dice con la misma sonrisa suya cuando le entregó los papeles. 1-El extinguidor debe ser de cinco libras, no de tres. 2-Y debe ir delante, no en el baúl 3-Las tijeras y el chaleco no pueden ir en el baúl sino en la guantera 4- Solo tiene un destornillador y son dos 5- El joven lleva dos cervezas y solamente en el baúl se puede llevar trago. 6- El pasajero de adelante no puede ser menor de doce años. 7-No se puede usar gafas oscuras cuando maneja. 8- Va a 70 y por esta autopista solo se puede ir a 30 kph. 9 -No lleva tijeras en el botiquín y el acetaminofén que tiene se venció ayer. 10- No puede usar manos libres cuando maneja, ah y por último, no prendió las luces de parqueo al estacionarse, pero esa se la perdono ¿Y eso cuánto me cuesta? Uy, por esas diez multas le pueden cobrar más de tres millones ¿Y usted cuánto? Trescientos. 
Me salió barato, le dice a la familia cuando se sube al carro, a esa familia que comparte los principios de honestidad y rectitud que les enseñaron los abuelos y que se gana la plata trabajando, a su sagrada familia que se queda pensando si el corrupto es usted o los atracadores.