Resulta que ahora no podemos quejarnos del nefasto árbitro del último partido de Colombia en el Mundial porque entonces somos unos brutos desalmados apátridas que no nos importa la suerte de nuestro país ¡Pues yo me quejo, me quejo y me quejo! A pesar de los problemas de nuestra patria querida, asesinatos, injusticias, corrupción, atropellos, a pesar de los montones gigantes de tristezas y dolores que cargamos en el alma los habitantes de esta tierra y aunque nos están matando, yo me quejo, porque cada cual tiene derecho a llorar su ilusión pérdida, a escoger su válvula de escape, su dolor menor, su nimiedad absurda o la chispa de su felicidad y su amargura.
El tal Mark Geiger es un gringo malnacido. Tiene un historial poco recomendable que deja mucho qué desear por las continuas polémicas que provocan sus actuaciones internacionales. Nosotros ya habíamos tenido que sufrir a este señor en el 2012 cuando en partido amistoso con Brasil cobró injustamente un penalti que afortunadamente Neymar botó. En el mundial del 2014 fue acusado de parcialidad al beneficiar a Francia en un partido de octavos de final contra Nigeria en el que no pitó las faltas de los franceses que jugaban como atarvanes, primero un codazo contra un nigeriano por el que el jugador francés solo recibió una advertencia y luego escasamente sacó la amarilla a otro francés que le rompió de un patadón la tibia y el peroné a un nigeriano. En la Copa de Oro del 2015 cuando se jugaba la semifinal entre Panamá y México y nuestros vecinos ganaban 1-0 en el minuto 89, el gringo este cobró un penal que no existió a favor de los mexicanos. Los panameños estaban furiosos con la injusticia y hasta se querían ir de la cancha sin jugar el tiempo suplementario, pero se quedaron, para perder 2-1 después de otro dudoso penal. El tipo tuvo que salir del estadio escoltado por la policía y la Fifa lo sancionó por seis meses.
¡Y nos viene a tocar este guache a nosotros que teníamos el corazoncito lleno de ilusiones!
Ilusiones de toda una selección guerrera y colmada de historias tristes como la mayoría de historias de nuestro pueblo, que se merece todos los homenajes, aplausos y recibimientos. Porque ahora resulta también que hay amargados aguafiestas que piensan que no ganamos nada. Que un deportista víctima de la violencia y la pobreza, como Juan Guillermo Cuadrado, que a los cuatro años le matan a su papá en la puerta de su casa en Necoclí, que llega a punta de esfuerzo y disciplina a jugar octavos de final en Rusia, no tiene nada qué celebrar, aunque su equipo haya perdido por las arbitrariedades de un árbitro inepto, canalla y amañado. Que no ha ganado nada un país inmerso en la polarización que, por fin, y a pesar de todo, se vistió orgulloso con la misma camiseta amarilla de mi selección.
Por eso, y aunque muy seguramente no sirva para nada, firmé la petición en la página de change.org para que la Fifa revise el partido Colombia-Inglaterra, que ya lleva más de 210.000 firmas. Y lo que más rabia da es que existiendo el VAR para revisar las faltas, el maldito árbitro no lo haya mirado siquiera, así la Fifa diga que fue un partido completamente legal y además premie a Mark Geiger al escogerlo, entre 17 árbitros, para dirigir los partidos de las finales. La petición aboga por las dos jugadas más injustas: una falta inexistente que fue evidentemente mal juzgada con penalti a favor de Inglaterra cuando había sido falta de Kane y no de Sánchez, y el gol legítimo de Carlos Bacca. Y estoy en total acuerdo con Falcao: “Me pareció particular que pongan en este partido un árbitro estadounidense que había sido suspendido. Eso generó muchas dudas. También que solo hablara el idioma inglés, había cierta parcialidad”. Y también me uno a la opinión de Maradona: “Fue un robo monumental”.
¡Por eso me quejo, me quejo y me quejo! Porque también acabaron con nuestra ilusión de tomar trago desde las once de la mañana…
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