La sabiduría es memoria decantada. Huellas del tiempo, en las glorias y penurias. Trasunto de pasiones y de elementos integradores, por las conexiones que labra la corriente tempestuosa de acontecimientos irredimibles. En cada instante de la vida es posible vislumbrar perspectivas del pasado, así se trate de puntos apenas para elucubrar sobre origen y evoluciones. Es cuestión también de arqueologías. La palabra es la fuente de los nexos, que permite explorar, conocer y dilucidar incluso con atrevimiento. Los riesgos hay que correrlos, siempre y cuando no sea para acentuar derrumbes o catástrofes, en las relaciones humanas y con la Naturaleza.
Me decreté especie de “auto semestre sabático” y al lado de Livia vine a Aachen, ciudad-región, con la hospitalidad de nuestro hijo Federico, su esposa Isa y nuestra nietecita Leni, residentes en Herzogenrath. Visitar Europa es en cada oportunidad un reencuentro con la cultura de occidente acunada en la Grecia Clásica, a pesar de los avances en la ‘economía de mercado’, algunos de ellos demoledores (caso: pandemia del ‘consumismo’). Este modelo, sin salida por lo pronto, aún no oculta las huellas de ese pasado forjado en la cultura, en los ámbitos del arte, la ciencia, el pensamiento. Por todas partes se respira algo que viene de siglos y que convoca para el disfrute del espíritu. Están los museos, las improntas en muros y calles, las salas de concierto, las universidades, las galerías de arte, los parques, las efigies mudas en sitios de contemplación…
Aachen (Aquisgrán, Aix-la-Chapelle), es la ciudad más occidental de Alemania, en el estado federado Renania del Norte-Westfalia, heredera de celtas y romanos, atractiva en aquellos tiempos, y hasta el siglo XVIII, por balnearios de aguas termales, curativas. Asimismo fue territorio con explotaciones de carbón. Testimonial de Carlomagno, ese guerrero que consiguió identificarse con la Iglesia Católica romana, coronado Emperador en Roma por el papa León III y estableció las bases de la identidad europea. Tuvo la profunda convicción de alcanzar transformaciones fundamentales a partir de la educación y la cultura, aunque era iletrado, identificado su tiempo por los historiadores como “renacimiento carolingio”, con asimilación de lo alcanzado en esos campos por Inglaterra, España e Italia, por conocimiento directo en sus guerras de conquista.
Nuestros días transcurren con serenidad y discreto regocijo. En la mañana caminamos por entre aire fresco de bosques y campos de labranza. Desayuno frugal, delicioso, en los salones “Moss” (“… Und mein Tag lächelt”: Y mi día sonríe). Tomamos luego el tren de la línea “Euregio” en estación cercana a nuestra residencia y después de cinco estaciones llegamos al centro de la ciudad, con merodeo por lugares testimoniales de historia y de comercio, para hacer pausa en “Café Liège”, en la librería Mayersche, donde conversamos y leemos, trajinamos estanterías y revisamos el internet para responder mensajes y mirar un poco la prensa. Sitios que nos refieren a “Kaffe Florida” donde solemos tertuliar a las 11 am, en la “Manizales, Campus Cultural Universitario”. Regresamos en la tarde por la misma vía, para asumir el otro medio tiempo de labor, entre libros, papeles, escribanías,… y de por medio auscultar el crepúsculo, entre 08:00 y 09:00 pm.
No hemos tenido la intención de agotar visitas de fatiga por todo lugar, sino el llevar una temporada tranquila, que facilite la reflexión y despierte escrituras, en la compañía de libros de cabecera, biblioteca digital que va conmigo. Hay un ambiente preponderante de seguridad y confianza, a tal grado que es frecuente encontrar niños de temprana edad salir de las escuelas, ellos solos, con su morral a cuestas, caminar a sus casas, o tomar medio de transporte en bus o tren, con caras de alegría. Y adultos con limitaciones en sillas motorizadas, o en caminadores para apoyo y desplazamiento (“rollator”), van de compras o a sus diligencias, o en un deambular de distracción. Hay uso notorio de la bicicleta y excelente transporte público de tren y buses.
El ambiente es el de una ciudad universitaria, educadora, con la Universidad Técnica RWTH (Rheinissch - Westfälische Technische Hochschule), de origen en 1858 y establecida como Politécnica en 1870, institución de alto nivel en investigación y en formación superior en campos de las ciencias básicas, medicina, arquitectura, geología y materiales e ingenierías, con nueve facultades (entre estas una de Filosofía, o propiamente en Humanidades), e institutos dedicados a la investigación científica, en informática, simulación, neurología, energética, etc., con varios premios Nobel de sus claustros. Dispone de más de cuarenta mil estudiantes en 100 programas de estudio. Reconocida como una de las mejores de Alemania. Su influencia llega a caracterizar la preponderante actividad económica de la ciudad-región por la tecnología, la maquinaria, alimentos, y la investigación médica, con hospital universitario (“Klinikum Aachen”), de los de mayor rango en Europa.
Y el tiempo se nos esfuma de las manos, como el encanto del agua.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015