Una de las características que debe tener el buen urbanismo de una ciudad, es hacer un adecuado uso y manejo de los antejardines. Nada más agradable que caminar o recorrer las vías en un carro y poder ver un espacio verde y ornamentado entre el andén y las fachadas de las casas. Lamentablemente en nuestra ciudad, con el paso del tiempo, esas áreas verdes se han venido perdiendo.
Pero no solamente se están perdiendo los antejardines, también se han estado perdiendo los andenes. En el barrio La Enea por ejemplo, los propietarios de las viviendas de dos plantas construyeron escaleras sobre el andén para acceder a la segunda planta y así poder alquilarla. Lo grave es que son muchos barrios de la ciudad donde se presenta este fenómeno. Estas escaleras están impidiendo que las personas puedan caminar tranquilamente por los andenes.
Sobre la Avenida Santander es normal que en ciertos sectores se instalen vendedores ambulantes sobre los andenes para exhibir sus productos, lo mismo sucede en la carrera 23 y, en términos generales, en el centro de la ciudad. Son muchas las propuestas que se han hecho para recuperar la calle 19 y la carrera 23 y es muy poco lo que se ha logrado conseguir. Se construyen módulos para evitar la proliferación de vendedores, se dispone de controladores del espacio público y aún con todo eso, sigue siendo muy alta la presencia de vendedores ambulantes. El control del espacio público ha sido un tema muy complicado para las administraciones municipales; sin embargo, no se puede bajar la guarda, de lo contrario cuando menos pensemos los peatones solo podremos desplazarnos por las calles esquivando los carros.
La ciudad ha crecido en los últimos años en su oferta de restaurantes y cafeterías. Hay unos barrios muy atractivos y agradables y que invitan a la comunidad para que vayan a disfrutar de los locales comerciales. Locales que aprovechan los espacios interiores y sus antejardines, con las llamadas terrazas comerciales, para su negocio. Asunto que lamentablemente no se ha regulado.
Hay sitios comerciales en los que se han aprovechado muy bien sus antejardines, con unas cubiertas y cerramientos bonitos y agradables, pero hay otros que no tienen mayor estética. Es urgente reglamentar el uso de las terrazas comerciales y sobre todo normatizar cómo se pueden ocupar, incluyendo cómo deben ser los cerramientos y cubiertas.
El alcalde de Manizales, siguiendo un mandato establecido en el Plan de Ordenamiento Territorial, presentó a consideración del Concejo un reglamento de manejo y uso de los antejardines, que incluye el pago de una compensación, lo que generó una protesta muy grande de los comerciantes que están aprovechando esas terrazas comerciales.
Es claro que los antejardines son espacios privados, sobre los cuales sus propietarios pagan prediales, y si hay un establecimiento comercial éste paga su respectivo impuesto de industria y comercio, pero también es claro que éste es un espacio de uso público. Es decir, el propietario no puede, hablando de un caso extremo, construir en el antejardín una habitación adicional para su casa.
Lo que está pasando con la propuesta del cobro de un impuesto para el uso de los antejardines como terrazas comerciales, puede tener algunas similitudes con lo que pasa con las zonas azules. Si bien el cobro que se hace por el parqueo de los carros en las calles es diferente, porque al fin y al cabo éstas sí son públicas, de todas maneras a los usuarios se les cobra por utilizarlas como parqueadero de sus vehículos.
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