Los colombianos empezamos a tener conocimiento del doctor Néstor Humberto Martínez después de la muerte de su padre, Humberto Martínez Salcedo, el maestro Salustiano Tapias, un reconocido humorista que escribía los libretos de Sábados Felices y participó en diferentes programas humorísticos que denunciaban y criticaban la corrupción en nuestro país.
Su hijo, el actual fiscal general de la nación, hizo sus pinos como humorista reemplazando a su señor padre después de su muerte, pero muy rápidamente dejó esta actividad y se dedicó de lleno a su profesión de abogado, convirtiéndose en un respetado jurista, llegando a ocupar altos cargos públicos como ministro en diferentes carteras y embajador de Colombia. También en el sector privado se ha destacado como abogado ampliamente buscado, y como es de suponer cobrando cifras exorbitantes por sus servicios. Es claro que además de abogado, es un buen negociante.
Santos lo nombró como ministro plenipotenciario; es decir, por encima de sus compañeros de gabinete. De allí pasó, entre otras, a ser asesor de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el hombre más rico del país. Estando en esa posición fue nombrado fiscal.
No son muy claras las aspiraciones políticas del doctor Néstor Humberto, pero lo que sí es seguro es que se le truncaron. Como asesor de Sarmiento dio un concepto favorable a la ampliación del contrato Ruta del Sol II. Contrato adjudicado a un consorcio conformado por Odebrecht y una de las empresas de Sarmiento. En medio del escándalo en Latinoamérica por los sobornos que esta empresa, Néstor Humberto había logrado “pasar de agache”. Para manejar su pasado como asesor de Sarmiento nombró a una subalterna suya, para que como fiscal ad-hoc se encargara de todo lo concerniente con la investigación de los malos manejos de esa firma de ingeniería.
La muerte del ingeniero Pizano y de su hijo fue un duro golpe para el fiscal. Pizano informó a Martínez cuando era asesor de Sarmiento, que al parecer Odebrecht había tenido malas prácticas en el manejo del contrato de la Ruta del Sol, pero este minimizó el problema y cuando llegó a la Fiscalía se olvidó de las conversaciones con Pizano.  
Lo que se está pidiendo actualmente, empezando por el propio presidente Duque, es que se nombre un fiscal ad-hoc independiente y ajeno a la influencia de Néstor Humberto para que investigue todo lo que ha sucedido en torno a Odebrecht y que también determine la responsabilidad de Martínez en el caso. 
La propuesta no deja de ser incómoda para el señor Martínez, porque está quedando como una persona a la que le falta objetividad e imparcialidad. Esto le sucede por su afán de asesorar y defender a ciudadanos del sector privado de alta representatividad y a la vez ocupar importantes puestos en el gobierno. Es decir, por un lado defendía y por el otro atacaba, y así terminó en un claro conflicto de intereses. 
Otro punto en este proceso de investigación de la muerte del señor Pizano y su hijo es que no hay reserva del sumario. Los medios de comunicación se han volcado contra la familia y mostrado detalles que llegan al morbo, sin respetar la intimidad, ni el duelo. Todas las actuaciones de la Fiscalía son conocidas inmediatamente; como por ejemplo, cuando los agentes de la Fiscalía encontraron el pote con cianuro en la casa de los Pizano. Hecho que se dio a conocer inmediatamente por todos los medios.  
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Hace unos años hablar por teléfono era un placer. Se podía conversar de lo divino y lo humano. Hoy es así. Intervenir un teléfono es aparentemente fácil y los equipos para hacerlo no son de difícil consecución. Para tocar ciertos temas en las conversaciones por celular hay que tener mucho cuidado, porque, como se están grabando, nunca se sabe que puede llegar a pasar con lo que se dice. Lamentablemente se perdió la privacidad.