Carlos Mario Marín es un muchacho de 27 años, es concejal de Manizales por el Partido Alianza Verde y actualmente lidera el movimiento para la protección de la reserva Río Blanco, tesoro con el que contamos los manizaleños, que cuenta con 362 especies de aves reconocidas hasta el momento, lo que la hace una de las zonas con mayor biodiversidad a nivel mundial, además este bosque de niebla cuenta con 5.000 hectáreas, que se calcula que son las responsables por el 35% del suministro del agua para nuestra ciudad. Para protegerla ha sostenido candentes debates en el Concejo de Manizales y logró, en compañía de otros concejales, que se revisara el Plan de Ordenamiento Territorial para que se reversara el uso de tierras que permitía que se construyera en la finca La Aurora, aledaña a la reserva, que se considera como zona de amortiguación y por tanto es fundamental para la protección de la reserva. A pesar de esto el proyecto de construcción sigue y por eso Carlos Mario convocó a una marcha para protestar por este hecho a comienzos de julio, con el lema “Todos somos Río Blanco”. 
Pero el tema de la reserva no es el único que ha liderado este concejal en su gestión, también ha generado debates en torno al control que deben tener los buses contaminantes en nuestra ciudad, se ha opuesto a que el alcalde de Manizales pueda contar con facultades para contratar sin que haya un estricto control de la ciudadanía. Ha criticado el excesivo presupuesto que tiene la actual administración destinado a la publicidad y la manera en que se ha adjudicado, entre otros muchos temas que ha expuesto en sus intervenciones. Últimamente ha denunciado, a través de las redes sociales, que no le permiten hablar en las sesiones del Concejo. En fin, Carlos Mario se ha convertido en la piedra en el zapato para muchas personas, pues su estilo de hacer política es diametralmente opuesto a las costumbres de las que estamos tan cansados en este país; se opone a la corrupción y al clientelismo, lidera las causas medioambientales, entre ellas el uso de la bicicleta como alternativa de transporte y hace control político a la actual administración. Conversa con la gente, usa las busetas como cabildo público, hablándole al ciudadano del común, contándole de su gestión y sus proyectos y también usa las redes sociales para que la gente vea en vivo y en directo lo que hace como líder social y ambiental en pro del bienestar y del futuro de nuestra ciudad.
Pero a Carlos Mario lo quieren callar, no solo en las sesiones del Concejo. Las llamadas amenazantes comenzaron hace 2 meses, primero a sus papás, intimidándolos con lo peor que se le puede decir a un padre, luego lo empezaron a llamar a él y a enviarle mensajes de texto con cosas horribles, como que va a terminar con moscas en la boca, se ha sentido perseguido y teme por su vida. Ya denunció y está esperando a que la Unidad Nacional de Protección le facilite un esquema de seguridad para resguardarlo. 
Todos estamos al tanto de la escalada de violencia contra los líderes sociales en nuestro país, 123 casos de líderes asesinados hasta el 5 de julio, según Indepaz, pero si sumamos los que van de este mes son muchos más, los números son alarmantes. Estos líderes son importantes para que haya más justicia y mejores condiciones para todos, además de ser parte fundamental en un gobierno que se quiera llamar democrático. Ellos, al igual que Carlos Mario, son abanderados de causas que buscan la protección del medio ambiente y un mejor futuro para los ciudadanos de este país. Este departamento había estado ajeno a este tipo de situaciones, la última muerte que nos conmovió fue la de Orlando Sierra, cuyo periodismo frontal y aguerrido incomodó a muchos, hasta el punto de ser asesinado. Como ciudadanos tenemos que rodear y proteger a Carlos Mario, él es el tipo de líder que nos debe llevar hacia el futuro, no solo por su inteligencia, sino por su ética y valores. No podemos ignorar estas amenazas y mirar hacia otro lado, o simplemente guardar silencio. Un país que acalla las voces de quienes lo protegen y trabajan por él tiene muy mal futuro.