Igual que comentábamos sobre Sissi, conocida por los amantes del cine por la trilogía que sobre ella se filmó, los mismos cinéfilos saben de Rodolfo por la película Mayerling, que tuvo un reparto estelar: Catherine Deneuve, Omar Sharif, Ava Gardner y James Mason. La desgracia que aportó Rodolfo a su familia y especialmente a su padre fue doble: sus ideas políticas y su muerte. Con un padre profundamente católico, Rodolfo resultó anticlerical. Desde periódicos y utilizando pseudónimos el muchacho, de ideas liberales, atacaba a su padre. Estefanía, la esposa de Rodolfo, era hija de Leopoldo II de Bélgica, uno de los hombres más ricos de su tiempo, que amasó su fortuna apoderándose de las riquezas del Congo. El famoso irlandés Roger Casement del que habla La Vorágine fue un duro crítico de los abusos de Leopoldo en el Congo y de allí vendría a la Amazonia donde denunció los crímenes de la Casa Arana. Recordemos que en el mes de febrero visitó a Colombia el presidente de Irlanda y los indígenas de Araracuara y de la Chorrera tuvieron una cita con él en Bogotá para agradecerle los invaluables servicios que su compatriota Roger Casement les prestó en la época de las caucherías. La penúltima novela de Vargas Llosa se titula: “El Sueño del celta” y versa precisamente sobre Casement.
Pues bien, Rodolfo tenía una amante a la que adoraba y era la baronesa María Vétsera. Padre e hijo discutieron agriamente por causa de estos amores. El 30 de enero de 1889 en el pabellón de caza de Mayerling, Rodolfo y María se suicidaron, según el parte oficial. Parece ser que los asesinaron. Cero y van cinco. La historia los distingue como “Los amantes de Mayerling”.
¿Terminan aquí las desgracias del “pobre” Francisco José, el emperador y rey de una decena de naciones? No. Falta quizás la más trágica. No teniendo hijo varón que le sucediera, Francisco José nombró como heredero a Francisco Fernando, su sobrino, hijo de su hermano Carlos Luis. El matrimonio del heredero fue un problema de Estado pues se casó con una muchacha de “sangre roja”, llamada Sofía Chotek. Las desgracias que aportó a su tío y al imperio fueron prácticamente iguales a las proporcionadas por su primo Rodolfo: una de carácter político y la otra, su muerte. Francisco Fernando fue un crítico acerbo de las políticas y de la forma de gobernar de su tío el emperador Francisco José y no lo disimulaba. ¡“Pobre” emperador con hijos y sobrinos como estos!
El príncipe heredero Francisco Fernando visitaba la ciudad de Sarajevo con su esposa Sofía Chotek. Este episodio es sobradamente conocido. Fueron asesinados a balazos por Gavrilo Prinzip, terrorista perteneciente a una organización llamada “La Mano negra”, detrás de la cual estaba Rusia, descontenta con Austria porque esta no le ayudó en la Guerra de Crimea. Era el 28 de junio de 1914. Este episodio desencadenó la Primera Guerra Mundial. Cero y van seis. No puede un mortal ser tan desgraciado en su entorno familiar como lo fue el emperador Francisco José.
A propósito de este asesinato tengo una anécdota que creo haber contado aquí cuando visité Dubrovnik, la ciudad amurallada más pequeña del mundo. Quería comprar un libro. Esperé largo rato pues el único librero estaba muy ocupado con clientes. Era un hombre mayor y supuse que era un auténtico librero, no un vendedor de libros. Son dos conceptos muy diferentes. Los libreros y más si son personas mayores suelen ser muy cultos. (Continuará).
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