Esta forma de imponer los nombres a los niños entre los Cunas recuerda el origen de los apellidos vascos. El apellido aludía generalmente a aspectos geográficos donde vivía la familia. Así por ejemplo, Echeverri y sus variantes significan: etxe, casa y berri, nueva. Los Uribe tenían que ver con: pueblo de abajo, ya que uri es pueblo o ciudad y be, abajo. Orozco significa lugar de avena. Unamuno, que también es apellido vasco, significa pastor de vacas en la montaña. Urdinola significa cabaña azul. Y así, según características geográficas locales, se imponían los apellidos a las familias. Sabemos que nuestros ancestros paisas fueron fundamentalmente vascos.
Quedé enamorado de la cultura de los Cunas porque dan o daban explicaciones coherentes de todas sus cosas y así los presenté en la primera conferencia que dicté en una sala prestigiosa en Madrid. Haciendo gala de sentido común y de un poquito de inteligencia me dije: no voy a hablar de los grandes edificios de Bogotá y cosas por el estilo, voy a hablar de indios, de nuestro pasado indígena, tema que fascinó a los españoles y enfureció de entrada a algunos colombianos residentes en la capital de España. Feliz cuando me pidieron la conferencia corrí al consulado de Colombia que, recuerdo muy bien, estaba en la calle Zurbano, 34, a contar la noticia. Encontré a cuatro estudiantes universitarios colombianos a los que hablé de la conferencia y me preguntaron: ¿de qué vas a hablar? y les contesté: de indios, y como si se hubieran puesto de acuerdo me contestaron en coro: ¿y no le da vergüenza? Y casi sin pensarlo les contesté: ”hp…por qué nos avergonzamos del origen que tenemos? Por eso nuestro país está como está”. No me fue mejor en la embajada donde un funcionario me aconsejó que hablara mejor del progreso del país. La conferencia fue un éxito y una muchacha que estudiaba antropología con la reina Sofía (hoy reina emérita) me pidió si podía repetir la conferencia para el grupo de estudio de la reina y desde luego le dije que sí. La reina Sofía es una mujer muy culta, antropóloga y arqueóloga, por estudio, no por regalo. Esta conferencia me abrió puertas y fueron muchas las conferencias que dicté en ciudades de España sobre Colombia y la empresa de aviación Iberia me pidió un artículo para su revista de vuelo llamada Ronda Iberia. Mostré en la revista los lugares más bellos de Colombia y muchos viajeros ilustres (esto sería motivo de varios artículos) vinieron a Colombia atraídos por esta crónica. Hablo de los años 70.
Lo que estoy escribiendo sobre los Cunas lo viví en esos años. No sé cómo haya evolucionado ahora su cultura, producto del cada vez mayor contacto con su mundo exterior, o sea el nuestro.
Al salir del Parque Nacional Natural los Katíos, como ya lo dije, visitamos Arquía, el poblado principal de los Cunas, pasando por Unguía. Pudimos hacerles algunas fotos sobre todo a las mujeres que se ven hermosas con sus llamativos vestidos, las molas y parumas. Gracias a que les compramos artesanías nos permitieron hacerles fotos. Estas escasas tres horas que estuvimos en Arquía no me permitieron saber qué tanto ha cambiado hoy esa hermosa cultura que yo viví en los años 70.
Salimos a Turbo atravesando de nuevo el Golfo de Urabá que estaba otra vez y como cosa extraña, bastante calmado. Quisimos seguir hacia el norte para visitar Necoclí, pueblo famoso por su playa en el Golfo. El paisaje a ambos lados de la carretera sigue mostrando inmensos cultivos de banano.
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