Durante mi estancia en el oeste canadiense visité en compañía de Carlos Andrés Torres y Jorge Torres ocho Nacional Parks: Banff, Yoho, Kootenay, Jasper, Waterton Lakes, Elk Island, Glacier y Mount Revelstoke y tres Provincial Parks: Wells Gray, Mount Robson y Bow Valley. Por todas partes hablamos de las bellezas de nuestro país.
Durante 20 días recorrimos 10.700 kilómetros por espléndidas carreteras y autopistas del oeste y no pagamos ni un solo peaje. No es que nos los hayamos saltado, sino simplemente que no los hay. Como algunas autopistas atraviesan Parques Nacionales pagamos la entrada a los Parques como es natural. ¿Cómo harán esos países para eliminar tantos peajes? O mejor ¿Cómo hace nuestro país para cobrar tantos peajes? ¿Cobrar o robar? Entre las cosas que me rebelan, que me enfurecen, que me emp…. es la existencia de tantos y tantos peajes. Uno se siente llevado lícitamente a pensar que aquí hay gato encerrado, algún arreglo entre el gobierno y las empresas. He contado muchas veces que he recorrido centenares de kilómetros en otros países, por excelentes carreteras y no se pagan peajes. Para completar el negocio o el robo, piensan ahora establecer en Bogotá peajes internos dentro de la ciudad.
La belleza de los Parques Nacionales canadienses estriba en la existencia en el mismo lugar de montañas nevadas, picos rocosos, glaciares, cañones, cascadas, riachuelos, bosques de pinos, senderos de montaña, lagos de aguas azules o verdes y fauna. Grandiosidad en suma. Yo, viajero de muchos países, montañas, desiertos, paisajes y caminos estuve en continuo éxtasis estos días de mi visita a Canadá.
Cañones con sus correspondientes cascadas los hay por montones. A 25 kilómetros de la famosa ciudad de Banff visitamos el Johnston Canyon. Para cada cañón, cada montaña, cada cascada, cada lago, habría que decir que es uno de los más hermosos de Canadá donde todo es soberanamente bello. No podría decirse con matemática exactitud qué lugar es más bello que otro. Un camino precioso sube al lado del cañón de Johnston cuya profundidad promedio es de 30 metros y la anchura de 6. Hay 7 cascadas la más alta de las cuales mide 50 metros. El agua es azul.
El caminito que en varias partes tiene barandas protectoras permite mirar constantemente el río allá abajo. Marmotas se asoman entre los matorrales y sobre las piedras. Tuvimos la suerte de un encuentro inolvidable: sobre un tronco una ardilla daba de mamar a su cría mientras el macho a un metro de distancia observaba a su familia. Pudimos mirar tranquilamente la escena a tres metros de distancia sin que los animalitos se molestaran. Nosotros solo recorrimos 1,5 kilómetros de suave ascenso. El recorrido completo exige 4 horas hasta llegar a unos prados donde hay seis manantiales-lagunas llamadas “inkpots” de aguas de hermosos colores oscuros, según nos contaron. No llegamos hasta arriba por falta de tiempo. El Johnston Canyon pertenece al Parque Nacional Banff. El mismo día visitamos otro cañón espectacular, el Marble Canyon que pertenece al Parque Nacional Kootenay. De igual manera un caminito lo recorre y en varios puntos pasa al otro lado y en los puentes correspondientes la visión del cañón, de las cascadas y de las pocetas color turquesa es magnífica.
Así es Canadá y así son los paisajes y la vida silvestre en los Parques Nacionales de este país.
Varias veces visitamos la pequeña ciudad de Banff, ubicada dentro del Parque Nacional del mismo nombre. Banff es la única ciudad autorizada por el gobierno canadiense para existir y permanecer dentro de un Parque Nacional Natural.
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