De los creadores del “rayo homosexualizador” ahora nos llega la “violación mental”. Una bloguera que firma como AliSoWoke escribió para el portal Medusa Magazine un texto satírico, feminista y radical en el que pedía que la masturbación fuera ilegal para los varones. Alegaba que si un hombre se hacía la paja pensando en una mujer que conoce, sin el consentimiento de ella, “esa es una violación telepática” (http://bit.ly/2rUbeZz).
Fue una mamadera de gallo confirmada por el portal snopes.com, que se dedica a verificar datos y controvertir noticias falsas. Sin embargo, esto de la violación mental nace de un hecho real ocurrido en 2013. Pertenece a los argumentos que usó ante un juez una mujer de Utah (EE.UU.), quien convenció a su marido de disparar contra su vecino, pues estaba convencida de que este la violaba telepáticamente todas las noches.
Una falacia que nace de una historia real, como la del rayo homosexualizador, teoría que surge de tergiversar las palabras de la política australiana Michelle Meyers. Esta es una conservadora que en sus redes sociales hace comentarios racistas y homófobos, pero nunca ha dicho que existe un sistema inventado por los nazis, que está en poder de los suecos, y con el que pueden convertir a los heterosexuales en gays.
Este cuento rocambolesco al parecer salió de los comentarios sarcásticos de sus contradictores que, tomados fuera de contexto, se convirtieron en certezas en algunas mentes febriles. Las mismas que se encargaron de regar esta conjetura a través de las redes sociales con el fin de dar soporte a sus ridículas bases morales.
Para sorpresa de muchos y convicción de otros estas ideas crecen y se multiplican - como un virus - en épocas de elecciones (como en las que estamos). O se aprovechan de movimientos nobles y loables como #TimesUp para distorsionarse y minar su desarrollo.
Son papayazos para esas personas que buscan victimizarse con el único fin de querer pertenecer a algún grupo. Desde los homosexuales deshomosexualizados por la diputada cristiana santandereana Ángela Hernández, a la anónima que acusó al comediante Anziz Ansari de comportamiento sexual inapropiado, a pesar de que ella reconoce que la relación fue consensuada. Alega que el famoso no supo leer sus señales “no verbales”.
De los primeros dicen que pasaron de ser gays descarriados a maricas adoctrinados; de la segunda, que no superó un mal polvo. Lo cierto es que estas situaciones frenan la lucha de la comunidad LGBTI por sus derechos o restan credibilidad a movimientos como #MeToo, que busca el fin del acoso y el abuso sexual.
Así es como se tiran las cosas. Facilito. Creyendo cuentos inverosímiles, transformando mentiras en verdades o rebasando los límites de lo sensato y lo razonable. Debemos estar alertas a las teorías cultivadas en lo más oscuro de las redes sociales. A las citas fuera de contexto que alimentan las pasiones de los intolerantes. A los caldos de cultivo para las mentes huecas. Las preferidas de los malintencionados para sembrar odio y dividir.
Estoy de acuerdo en que hay que revaluar los roles de todos en la sociedad, desde la masculinidad (como lo expuso Claudia Palacio esta semana en El Tiempo) hasta el papel de la iglesia y sus alcances (increíble decir esto en un país laico). Pero es muy berraco que prosperen la igualdad, la tolerancia, la dignidad y el respeto cuando los mismos protagonistas se están saboteando.
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