De las cosas que más me gustan de las vacaciones es que queda tiempo para hacer lo que a uno le gusta y entre lo que yo más disfruto está puebliar.
Viajar a los pueblos es cruzar un túnel del tiempo. Allá, es decir, aquí a pocos kilómetros, todo se mueve más lento. Los carros no pitan, la gente no corre, las urgencias son distintas.
Las noticias nacionales hablan del dictador Maduro y del inefable fiscal Néstor Humberto Martínez atornillado en su puesto. Todo eso se siente remoto e irrelevante desde un balcón de Riosucio, desde un café en Pijao, desde los paisajes imponentes que se observan en lo alto del Cristo de Belalcázar o en el mirador de Risaralda. 
¿Qué importancia tiene para la gente de Pácora que inauguren o no el Túnel de la Línea, si a ellos aún no les pavimentan la carretera a Salamina?
En eso, en lo muy relativas que son las noticias nacionales cuando uno está en los pueblos, pensé en Supía. En el parque principal, en la sede del Directorio Municipal del Partido Liberal, hay una placa de mármol gris con letras doradas que dice: “Agradecimiento perenne al desarrollo y progreso de un pueblo a un hijo de Supía: Ferney Tapasco. Octubre 2009”.
Este año la placa cumple una década. No sé qué piensen sobre ella las directivas departamentales y nacionales del Partido Liberal, o si es que los liberales de Supía son república independiente. Al parecer allá no se enteran aún de noticias que ya son viejas: el delincuente de la placa fue condenado por concusión en 1978, por encubrimiento y falsa denuncia en 1994 y por el homicidio de Orlando Sierra en 2015. Ojalá algún día les llegue la noticia.