Hace más de 130 años el escritor escocés Robert Louis Stevenson, el mismo de La isla del tesoro, publicó una novela corta que fue un éxito inmediato: El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde. La obra narra la historia de un buen científico, Jekyll, que crea una poción que lo transforma en Hyde, un tenebroso criminal. Se trata de una metáfora sobre la dualidad de los seres humanos, pues en todos habita algo del bien y algo del mal, a pesar de lo maniquea que pueda resultar esa división.
Escucho al presidente Duque y sus ministros y pienso en el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. En estas primeras semanas de mandato veo al frente del gobierno a un personaje tan dual que parecen dos personas distintas.
Duque, el bueno, dice que quiere respetar las instituciones, terminar las divisiones, unir al país y gobernar sin espejo retrovisor. Pero luego el otro Duque se refiere a su jefe Uribe como el “presidente eterno” y lo defiende ante el llamado a indagatoria de la Corte Suprema de Justicia, como si ésta no fuera una institución independiente que el presidente tiene la obligación de acatar y respetar. 
Al final de la consulta anticorrupción del pasado domingo el buen Duque salió en televisión diciendo: “lamentablemente la consulta no alcanzó el umbral, pero estos 11 millones de colombianos que votamos, que salimos a las urnas, enviamos un sonoro mensaje de rechazo al permanente saqueo de los recursos públicos”. El presidente usó un adverbio y la primera persona del plural para marcar distancia del arrepentido Uribe que primero apoyó la consulta y luego se patraseó. Pero ese mismo Duque que dice “quedó claro que Colombia no aguanta más corrupción”, nombró a monseñor Alejandro Ordóñez como embajador ante la OEA, pese a que hace apenas dos años el Consejo de Estado anuló su reelección como procurador, precisamente por clientelismo y corrupción.
La designación de Ordóñez sigue en pie, pero no ha sido la única controvertida. El mismo presidente Duque que lamentó en su discurso de posesión que “más de 300 líderes sociales hayan sido asesinados en los últimos dos años”, tuvo que frenar el anunciado nombramiento de Claudia Ortiz como directora de la Unidad de Víctimas porque ella, que tendría la misión de cuidar a todos los amenazados, se había expresado en redes sociales sobre los congresistas de las Farc como “maligna banda de forajidos a la caza de nuestra democracia”.
Durante su campaña el candidato Duque se cuidó de anunciar medidas impopulares y usó como eslogan “menos impuestos, mejores salarios”. Pero ese bondadoso Dr. Jekyll de hace unos meses se transformó ahora en un temible Mr. Hyde, oculto hasta antes de las elecciones, que por boca del Minhacienda Alberto Carrasquilla anunció que quiere extender el IVA a todos los productos de la canasta familiar y que todos los que tienen ingresos mensuales de 1,95 millones deberían empezar a declarar renta.
Colombia da para todo: hasta para tener dos talantes distintos dentro de un mismo gobierno. Eso quedó clarísimo en la ceremonia de posesión en la que el presidente del Congreso, Ernesto Macías, pronunció un discurso incendiario que luego se matizó con la intervención del buen Duque, quien se vio como conciliador. Creo que se trata de dos caras de una misma moneda. El Dr. Jekyll se tomaba una poción y quedaba convertido en míster Hyde. Al final de la novela se acaba la poción y Jekyll desaparece para darle vida permanente al monstruoso Hyde. Duque no necesita pociones: con hablar con Uribe o su círculo cercano le basta para mostrarnos su otro yo, por el que también votaron y que ahora nos gobierna.

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Pie de página: Inexplicable la indolencia del ICBF con los niños y jóvenes reinsertados que estudiaban en el premiado proyecto manizaleño del Aula del sol y que de manera súbita y contra su voluntad fueron trasladados a distintas ciudades. Una decisión de escritorio que les suma sufrimiento a personas que en pocos años de vida han padecido mucho dolor, soledad y desarraigo.