Lo absoluto y lo relativo
Señor director:
Sabemos que lo primero no tiene discusión, mas lo segundo, sí.
Con frecuencia confundimos lo uno y lo otro, empleándolos indistintamente.
Moralmente a sólo Dios lo consideramos absoluto.
Según el diccionario, lo absoluto no admite condiciones ni limitación alguna.
Y lo relativo hace relación a una persona o cosa. En los escritos, en términos generales, no siempre se le da el valor debido.
Leyendo a los buenos escritores, nos damos cuenta que ellos, sí son muy precisos. En nuestros diarios La Patria, el Tiempo y el Espectador que siempre leemos, podemos testificar que sus directores son muy celosos de detalles como estos para dar publicidad a sus columnistas y colaboradores.
No queremos nombrar a columnistas en particular, pues no ha sido la costumbre nuestra. Hemos procurado evitar nombramientos personales. Ni alabar y menos, criticar; solamente exponer criterios personales. Sea el caso de reconocer en la dirección de nuestro Diario La Patria de dar publicidad sin distingos políticos o sociales, siempre y cuando se respete y no se denigre.
Ernesto Quintero Gil
Colombia: presente y futuro
Señor director:
Colombia tiene una ubicación privilegiada en el globo terráqueo. En plena zona tórrida, es la puerta de entrada al sur para el norte y para Europa. Está bañada por los océanos Atlántico y Pacífico. Gracias a su íntegro relieve, posee los cuatro climas de altitud y una reserva hídrica incalculable.
En este hermoso escenario natural se despliega una variedad inapreciable de fauna y flora, además de un subsuelo rico en minerales de exportación como los hidrocarburos, la plata, el oro y las esmeraldas.
Este regalo de la naturaleza a nuestro pedazo de tierra contrasta con el 70 % de la población que vive en condiciones de pobreza. Sus necesidades primarias de consumo no son satisfechas por falta de ingresos. Estos son muy precarios o no los tienen, mientras que el 90 % de los mismos se halla en los bolsillos del 10 % de la población más rica.
El panorama desolador que aquí se vive es la consecuencia de desarrollar una economía basada en la concentraciónn de capital. Los banqueros y empresarios han liderado una estructura de rentabilidad que no solo favorece la exportación de materias primas y la economía extractiva, sino que sacrifica la contratación de mano de obra y estimula el consumismo de productos importados. El desempleo crece y también el detonante de la pobreza. La economía se desploma al no haber ingresos, y no es posible el ahorro ni el consumo de bienes y servicios.
Esta insostenible situación de supervivencia genera violencia e inseguridad, y reclama unas políticas de estado que permitan que en el campo las tierras baldías y mal cultivadas florezcan, y el café, la verdura, la fruta y el mineral sean transformados en productos terminados, empacados y exportados. En esta dirección, quizás, el campesino y el citadino saldrán a trabajar, la familia colombiana tendrá casa propia, los niños y los jóvenes estarán en la escuela, el enfermo tendrá una atención de calidad, el flagelo de la violencia será contrarrestado, los argumentos para seguir delinquiendo perderán validez y todo el territorio será un lugar preferido para que el turista disfrute la playa, la aventura, la gastronomía y la oferta en salud.
Colombia se convertirá en potencial mundial si este nuevo gobierno se decide a erradicar el actual modelo económico centrado en el individualismo, para dar paso a otro en el cual la solidaridad y el bienestar colectivo sean el espíritu de una nación con empleo, ahorro, inversión, consumo mesurado, paz, y justicia social y ambiental.
Orlando Salgado Ramírez
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