La institucionalidad asaltada
Señor director:
Las inexplicables e injustas objeciones realizadas por Duque a la JEP, basadas en una pretensa inconveniencia que ni el propio gobierno la cree, constituye un desembozado ataque, uno más, contra el proceso de paz llevado a cabo con las Farc y de los acuerdos logrados en orden a desarrollarlo. A menos que se sufra de amnesia selectiva o de cinismo redomado se podría negar la coruscante realidad de este predicado. Una cosa es, como popularmente se dice, afirmar algo de dientes para afuera y otra, muy distinta, cumplir o hacer lo que se dice y, precisamente, no es de la personalidad del presidente (al igual que de casi todos los políticos) el honrar su palabra ni los compromisos adquiridos en campaña.
En una especie de versión moderna del Dr Jekill y Mr Hyde, Duque se presenta como un hombre sensato, un hombre de paz, alguien quien afirma tener un espíritu transaccional y demás, para, a renglón seguido de lo que afirma, proceder a realizar exactamente todo lo contrario y, v.gr, sus polémicos nombramientos en organismos tan importantes como la Agencia Nacional de Tierras, el Centro de Memoria Histórica y demás, no deja mentir sobre el aserto. No es un sorprendimiento entonces, aunque no por ello es menos enjuiciable, que a pesar de haber afirmado hace unos días que no objetaría la ley estatutaria de la JEP, "pues no entraría en polémica con la Corte Constitucional", ahora, siguiendo órdenes ya sabemos de quien, realiza seis objeciones a dicha ley que, hay que decirlo bien clarito, es un ataque nefasto no solo contra dicha ley sino a la juridicidad misma del país, específicamente contra dicha Corte. Porque, dígase lo que se diga, nadie puede afirmar que lo resuelto por este Tribunal Constitucional no estuvo apegado a la ley y su pronunciamiento no puede ser atacado de forma infame y por la puerta de atrás con una pretensa inconveniencia que lo que busca es, ni más ni menos, poner en entredicho y revaluar ese respetable pronunciamiento de constitucionalidad.
Es que, como precisamente lo han afirmado respetables y reconocidos juristas expertos precisamente en derecho constitucional y como con absoluto tino lo afirmó el editorial de LA PATRIA del pasado veinte de febrero, la objeción a esa ley simple y llanamente es un evidente y claro "golpe a la institucionalidad colombiana", quedando bien y suficientemente patentizado que, de lo que se trata, es de "hacer trizas" el acuerdo de paz sin que importe un comino el futuro del país. Mucho más evidente tal finalidad si tenemos en cuenta que, como también lo han afirmado algunos de esos juristas (como el respetado exmagistrado Juan Carlos Henao), si se quiere mejorar dicha ley, como que, al fin y al cabo todo es posible de perfeccionamiento, no era mediante una inconveniencia presunta sino por otros caminos jurídicos, que existen, como se podría lograr tal cometido sin los problemas y fracturas que causa el malhadado actuar presidencial. Pero obvio, no era ese ni podría serlo, el actuar de un mandatario perteneciente al "Centro Demoníaco", partido que desde su nacimiento ciertamente no se ha distinguido por ser un adalid del respeto a esa juridicidad. Resta únicamente, por tanto, confiar que ya sea desde el Congreso o desde la misma Corte Constitucional, se logré abortar este asalto.
Óscar Villada Martínez
No hay renovación
Tremenda renovación política se producirá en Caldas con el nombramiento de Ómar Yepes Alzate como presidente del Directorio Nacional Conservador y la candidatura de Luis Guillermo Giraldo Hurtado a la gobernación de Caldas. No hay derecho.
Pedro José Cifuentes Rendón
Legalizar la coca
Inútiles todos los esfuerzos para erradicar esa mata tan dañina. Unos científicos defienden el uso del glifosato y otros lo atacan por ser perjudicial para la salud del hombre. El famoso escritor Antonio Caballero muchas veces ha dicho que un negocio tan lucrativo es difícil de acabar, la ilegalidad es su motor. Debe legalizarse en Colombia, sin pedir permiso a Estados Unidos, para acabar así con el narcotráfico.
Lucy Arango
Las cosas como son
Totalmente de acuerdo con el artículo de Alejandro Samper cuando se refiere a esos personajes que para Caldas fueron funestos en su momento, como son Ómar Yepes y Luis Guillermo Giraldo Hurtado, pero a Alejandro se le olvidó que no solo estos dos personajes han sido un peligro para Manizales y Caldas, sino que hay otros también. Hay uno que está ocupando un alto cargo en Bogotá y que se comió toda la platica del Aeropuerto del café y nadie ha dicho nada. Qué bien que en su momento digan las cosas como son, y que como decían nuestros abuelos que le digan al pan pan y al vino vino.
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