¿Líderes sociales?
Señor director:
Como abundan los líderes sociales, sería oportuno preguntar si la palabra liderazgo ha ganado o ha perdido su esencia.
Si las condiciones para ser líder se cumplen (tiene seguidores, comunica ideas, posee carisma, es honrado y goza de inteligencia emocional), este país o todas aquellas comunidades donde abundan los líderes sociales serían otra cosa: ojalá ese fuera el patrón que estableció el psicólogo social Bennis hace muchos años. Porque calificar de líder social a un miembro activo de una comunidad no es suficiente. Hay algo más detrás de ese importante concepto que amerita distinguir entre los bullosos, los oportunistas y los auténticos dirigentes.
En primer lugar, ¿son demócratas? No digamos demócratas en política porque es muy fácil autoproclamarse de tales, sino en su comportamiento. Muy fácil: un llamado líder que actúa en forma autoritaria ya dejó de serlo. Y por supuesto, ahí finaliza su propuesta de ser vocero de grupos porque el autoritarismo niega la participación de la gente en las decisiones que la afectan -que es uno de los requerimientos básicos de la dirección moderna. Preguntémosle a Mauricio Rodríguez y verá.
Cordial saludo,
Jaime Lopera
Las ferias y sus épocas
Señor director:
Es cierto que las cosas y los acontecimientos principian bien. La novedad con el entusiasmo que se dio pasar a la historia. En el caso de nuestras Ferias, sus primeros años trascendieron nacional e internacionalmente. Hoy, después de seis décadas, éstas no escapan a los cambios. Para los presentes, si los jóvenes están satisfechos, no sucede igual para los de mayor de edad.
¿Qué se critica? La pérdida, en buena parte, de cultura. El ruido no tiene control, con el agravante de la contaminación y el perjuicio para la salud. La falta de limitación en la noche. Hay que entender que todos necesitamos descansar. El hecho de participar libremente sin costo, siendo bueno, es malo. Las tarifas son importantes porque seleccionan y llevan a mejor participación. Si la Alcaldía ayudó a rebajar costos en el licor y gaseosas, perjudicó económicamente a quienes buscaban ganancias honradamente. No es fácil controlar las masas de espectadores, pero sí se impone mayor orden.
Sugerencias: ¿Nos faltan más avenidas? Indudablemente. ¿Se impone un control drástico de los vehículos? Es de lógica. ¿Por qué no volver a espectáculos de épocas pasadas? Así lo creemos. La tarifa de entrada a las artesanías debe ser más económica y la prelación con el adulto mayor no debe tener limitación de boletas. Una gran lástima que el espectáculo del billar no haya vuelto al Colegio San Luis.
Señores de la Alcaldía, parece que el impuesto a los espacios de los artesanos, fue oneroso, según comentario de ellos.
Felicitaciones a las autoridades y a la Junta organizadora.
¡Este desempeño no es fácil ni grato!
Ernesto Quintero Gil
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