S.O.S. por el teatro de Salamina
Señor director:
16 de febrero de 1927. Desde esa fecha Salamina visualizó la construcción de una obra arquitectónica que tuviera las características de los palacios europeos y que sobresaliera entre la popular arquitectura de la colonización antioqueña. La construcción del Palacio Municipal fue concebida para enaltecer los valores de una sociedad que para esa época era de las más distinguidas del departamento de Caldas, como quiera que había sido parte importante en la vida administrativa, política y cultural del cantón sur de Antioquia, y para entonces ya formaba parte activa en el acontecer del nuevo departamento, aportando personajes importantes para el devenir cultural, político y social de la región. Fue así como dicho recinto albergó las oficinas de la Alcaldía con todas sus dependencias, además de un teatro que acogió gran parte de la actividad humanística de los salamineños, dotado además de toda la tecnología y comodidades de una sala de cine; son memorables los eventos artísticos y culturales que allí tuvieron lugar, y que hoy, varias generaciones recordamos.
Dadas las características arquitectónicas del inmueble y teniendo en cuenta su ubicación dentro del centro histórico de Salamina, declarado Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional en 2005, además por hacer parte de la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero, que abarca tanto el sector rural como urbano de la ciudad, es incomprensible cómo la administración municipal no ha manifestado ningún interés en la recuperación del teatro, no ha presentado ningún proyecto para rehabilitarlo, y por el contrario, lo ha utilizado como bodega y ha alquilado su sala de ingreso -única parte que quedó en pie- como cafetería.
Si bien el deterioro y la posterior ruina del teatro municipal de Salamina fue progresiva desde hace 20 años, y lo que tenemos hoy es una triste consecuencia de la negligencia y la irresponsabilidad de todas las administraciones municipales desde esos años hasta hoy, no es menos cierto que la actual administración municipal ha sido negligente e irresponsable, y ha faltado al básico principio de planeación administrativa con que se debe regir cualquier ejercicio de administración pública. Como salamineño veo con asombro cómo el alcalde sale por redes sociales hablando de “las finanzas más estables de su historia”, anunciando una cantidad de recursos económicos para remodelar recintos deportivos que han sido levantados en el último tiempo y no hace una sola referencia a la situación de un bien inmueble patrimonial, casi centenario, que acusa ruina total, que está en pleno centro histórico, en la plaza principal, contiguo a las oficinas desde donde despacha, como es el teatro.
La pérdida del Teatro municipal ha cercenado parte de las capacidades intelectuales que solo es posible desarrollar a través de la participación cultural.
Es este un llamado a los salamineños y a todos los que han conocido la historia de esta tierrabuena -como la llamó Rodrigo Jiménez Mejía-, a la administración municipal y a todos los actores que intervienen en el desarrollo cultural de nuestra región, para que aportemos desde nuestras capacidades a la recuperación de un lugar tan importante para Salamina y todo el departamento de Caldas. Solo los que conocemos la historia de nuestros pueblos y cómo ella influenció en el desarrollo de esta región, comprendemos lo que significan dichos espacios.
La comunidad salamineña no puede permanecer impávida, displicente y apática ante la situación de uno de los lugares con mayor historia y escenario por excelencia de la actividad cultural de nuestra ciudad.
Leonardo Gutiérrez Duque
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