Preocupación medioambiental
Señor director:
He tenido, como profesional, la fortuna de trabajar con CFC y A. casi que desde su fundación. Fui parte de su gran crecimiento y conozco muy bien su profesionalismo. Por lo tanto me atrevo totalmente a defender su gestión, integridad y seriedad, con los que han realizado todos y cada uno de los proyectos, no solo en Manizales, sino en muchas otras ciudades del país.
Tengo varias inquietudes sobre los políticos oportunistas y los “ambientalistas” y son referentes al tema de la construcción del proyecto Tierraviva en el sector de La Aurora, de esta ciudad.
Tuve la fortuna de vivir mi infancia en una finca conocida como La Arenosa, recorrí plenamente sus quebradas y su entorno. Ese predio hoy pertenece a Aguas de Manizales y ha sido conservado con el esmero y cuidado que lo amerita. Cabe resaltar la excelente gestión que hace muchos años el señor Conrado Gómez, quien según entiendo, fue el precursor de los procesos de reforestación que hoy se encuentran desarrollados en ese sector.
En la parte de abajo de dicha finca, se encuentra ubicada la primera planta de tratamiento de Aguas de Manizales, conocida como la bocatoma, la cual surtió de agua exclusivamente a la ciudad durante muchos años, hasta la construcción de la nueva planta Luis Prieto Gómez. En la actualidad, aún produce parte del precioso líquido para la ciudad.
Esta planta se encuentra ubicada hacia arriba -otros entenderán el término “aguas arriba” del predio conocido como La Aurora, algo así como 2 kilómetros.
No sé con certeza el nombre de dicha quebrada, cuando sus aguas se captan más arriba para surtir la bocatoma, pero sÍ tengo la seguridad que aguas abajo se llama la quebrada Minitas y posteriormente pasa a ser el “triste” rio Olivares. Antes de llegar al predio La Aurora, a esta quebrada le llegan como afluentes otras 2 o 3, haciendo la claridad que es “aguas abajo” de la mencionada bocatoma.
No sé si los ciudadanos del común y los ambientalistas han recorrido con precisión este sector, pero se puede ver claramente que a la quebrada Minitas, una vez nos hemos beneficiado de ella, la convertimos en una cloaca pública. Esto debería generar vergüenza en todos los habitantes de Manizales, los cuales sostienen permanentemente vivir en una de las mejores ciudades del país.
¿Por qué nunca se han preocupado de verdad por el cuidado de las aguas y la reforestación de todos y cada uno de los cauces de las quebradas que rodean la ciudad? ¿Cuántos vertimientos de aguas negras y de desechos industriales son arrojados a las mismas? Revisen el río Chinchiná, la quebrada de Juanchito y otras tantas que nos bañan con sus aguas, hasta que son tocadas por la nefasta mano del ser humano, en su permanente deseo de destrucción.
Si el clamor por el tema de Tierra viva es nacional, ¿dónde está la inmensa preocupación por el río Bogotá, considerado una de las mayores cloacas del mundo, el Magdalena, el Cauca y todos aquellos que son afectados por los desechos de la minería ilegal y otras maniobras inmundas para contaminarlos? ¿Cuántos municipios de Colombia tienen adecuados sistemas de tratamiento de aguas negras, antes de arrojar sus aguas negras a los ríos y quebradas? Lo más irónico de la situación, es que en muchos casos se hace lo mismo: Se toma el agua para beneficio humano y después se contamina.
Preguntas:
Si el predio donde hoy se realiza el proyecto Tierraviva perteneciera a alguno de ellos, o a sus familias o amigos, ¿estarían haciendo las mismas reclamaciones, sin ninguna sustentación técnica?
¿Si hubieran sido sobornados de alguna manera por CFC y A., las manifestaciones de protesta serían iguales?
¿Creen los ciudadanos que un proyecto que ha sido el primero en tener el honor de recibir una certificación EDGE en Colombia, no ha debido pasar por múltiples etapas de revisión y aprobación, por parte de entidades y personas altamente calificadas para expedirlo?
Si la constructora, a cambio de la aprobación, hubiera ofrecido un potencial electoral de 8 mil votos o más, para cualquier clientelista de turno, ¿habrían sido tan rigurosos? Ver a un concejal de Manizales, a través de redes sociales, primero criticando el proyecto y después aprobándolo, es sencillamente vergonzoso.
A título personal, no creo de ninguna manera, que sea un juez (excepto que sea especialista en el tema), el que tenga el criterio técnico o jurídico para juzgar sobre lo ambiental y para dictar una resolución como la que se tomó hace pocos días, sin pensar en la estabilidad social y económica de las personas que han sido afectadas (inversionista, constructor, trabajadores, clientes, etc). Este es un país de leyes, (por desgracia para todos, casi siempre en papel pero pésimamente aplicadas) por lo tanto, deben existir muchas entidades serias, juiciosas y capaces de actuar y juzgar, para determinar la viabilidad de los proyectos. De hecho, todos, absolutamente todos los procesos de legalización y permisos de ejecución de la obra, fueron realizados a su debido tiempo ante las entidades competentes. El arquitecto Hernando Saffón Botero, participante en el diseño del proyecto, hizo una clara y específica exposición al respecto, publicada recientemente en su diario.
Para terminar y saliéndome parcialmente del objetivo que tengo con ésta carta, menciono un punto para reflexionar:
La semana pasada, leí un aparte de un artículo de Fernando Vallejo, que decía: “Quiero a los animales por ellos, por lo que son, mientras los ecologistas los quieren por lo que le puedan servir al hombre. Todo el que tenga un sistema nervioso para sufrir y sentir es nuestro prójimo. La diferencia entre un hombre, un perro y una rata es muy poca”.
Invito a todos aquellos defensores radicales del medio ambiente, a abstenerse entonces de consumir todo tipo de carne y de plantas, pues muchos de los que habitan y comparten con nosotros éste planeta son seres vivos, por lo tanto, el hecho de sobrevivir como especie humana, es un atentado contra la naturaleza, irrespetando de manera permanente y cíclica, el derecho a la vida que supuestamente todos tenemos.
Jorge Eduardo Jaramillo G.
El sacerdote
Señor director:
Creo en el sacerdote por su presentación digna. Que su imagen impresione y no desdiga de ella.
Creo en el sacerdote que inspire respeto. Sin ser elitista, más, sí asequible.
Creo en el sacerdote que sea testimonio de su doctrina, predicando el evangelio.
Creo en el sacerdote que cuando predica, convence con su ejemplo, más que con su palabra.
Creo en el sacerdote que en su confesionario lleva al arrepentimiento para amar de verdad.
Creo en el sacerdote como líder comunitario, porque lleva al amorque es su finalidad.
Creo en el sacerdote que lleve a la reflexión y no al entusiasmo, que puede ser engañoso.
Creo en el sacerdote que respeta la libertad, sin ofender al hermano; pero sí orientándolo.
Creo en el sacerdote que clama por la justicia; que defiende al débil, que ama de verdad.
Creo en el sacerdote que comprende al hermano, sin alejar a la oveja; más bien sí acercándola a Dios.
Moraleja. Danos, Señor: ¡Más Franciscos de Asís. Más Vicentes de Paúl. Más Ignacios de Loyola. Más Bautistas de La Salle. Más Santos Curas de Ars!
Ernesto Quintero Gil
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