Desconfianza
Señor director:
El gobierno ha derrochado billones de pesos en propaganda para que los colombianos creamos en sus negociaciones con las Farc. Es inexplicable que la inmensa mayoría del pueblo desconfíe del proceso. La prensa hablada, televisada y escrita hace todo lo posible para convencernos de las bondades de hacer la paz con las Farc y el Eln. ¿Qué factores crean ese visible escepticismo? ¿Será la actitud arrogante y descarada de Márquez, Santrich y sus compañeros? ¿Será por los exagerados privilegios que reciben los guerrilleros y a los cuales no tienen derecho los colombianos que nunca han delinquido? De todas maneras yo le creo más a las Farc, a Maduro, a Correa y a Raúl Castro entre otros, que a Santos. Ellos nunca han negado su ideología y sus intenciones de convertir a Colombia en un país socialista como Cuba y Venezuela. ¿Pero quién conoce las intenciones de este presidente que cambió su programa de gobierno el día de su posesión? ¿Quo vadis Juan Manuel? (A dónde vas JM).
Atentamente,
Álvaro Botero B.
Cuestionamientos que nos desvelan
Señor director:
Algunas veces me he preguntado ¿Quién soy? ¿Soy acaso lo que he querido ser? Y si no soy ese ser, ¿Estoy satisfecho de ser lo que soy?
Son tres preguntas difíciles de contestar con entereza, pues parte de mi cuestionamiento es que los seres humanos, somos dados a engañarnos para soliviantar nuestra pesada carga y así soportar el discurrir por los espinosos caminos de la vida y no enloquecer.
En una sociedad como la nuestra, cargada de tanto lastre familiar, social, político, religioso y económico, debemos vivir como malabaristas y titiriteros, tratando de guardar el equilibrio, o mover los hilos requeridos para mantenernos a flote y no sucumbir ante las exigencias que nos retan permanentemente.
Vivimos en un bombardeo permanente de información que cambia vertiginosamente, sin darnos tiempo a digerir lo que nuestro intelecto absorbe, dando como resultado un ser emocionalmente inestable, que revierte esa frustración en intolerancia y ansias de poder a toda costa, con el fin capcioso de buscar tranquilidad.
Si asumiéramos la vida como un regalo de la Madre Naturaleza que sin querer queriendo, nos dotó de una capacidad de raciocinio superior a nuestra morigeración emocional, dando como resultado un ser inmensamente creativo, pero poco compasivo con sus congéneres, y revertiéramos esa ecuación para generar un ente traslúcido y generoso, que viera en los demás una extensión de su vivencia y no a un rival.
Siempre he soñado que este experimento humano evolucionará hacia un ser superior que alcanzará la comunión con el universo, a través de convertirse en energía pura...
Cordial saludo,
Guillermo Botero Carvajal
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