Misericordia
Señor director:
Hace un tiempo fui como acompañante de un jesuita a unos ejercicios espirituales del personal administrativo y de apoyo. Él orientaba las charlas y yo ayudaba en logística. De pronto me dijo: Alirio, usted dé la siguiente orientación y yo atiendo las confesiones. Estuve de acuerdo, me entregó una hoja que titulaba “misericordia” con algunas citas bíblicas del tema. Lo escrito daba para unos 7 minutos, lo que me preocupó, pues el tiempo de orientación eran 30 minutos. Me senté a pensar el tema. Lo primero era que yo sabía el origen latino de la expresión: Miseri se refería a miseria, necesidad grande; cordia (cor-cordis) a Corazón: sentimiento de compasión, de ayuda. Busqué en la casa de ejercicios un diccionario que no encontré. Llamé a mi hija en Pereira y le pedí el favor de buscar la palabra en un buen diccionario. Así fue: miseria: escasez extrema de algo que se debería tener, visto desde la dignidad humana. Cordia: relacionado con los sentimientos, emociones, actitudes y aceptación que deben surgir de una apreciación solidaria de la miseria humana. De modo que miseria hacía referencia a situaciones tales como hambre, ignorancia, pobreza, analfabetismo, desempleo.
Recordé una frase de Populorum Progressio” de Paulo VI: “el verdadero progreso o desarrollo humano está en pasar de condiciones menos humanas a condiciones más humanas.” Anoté luego esta cita bíblica: “y Jesús dijo: no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Id, pues, aprended que misericordia quiero y no sacrificios; más me gusta la compasión que el culto” Mt 9, 12-13. Deduje que una característica muy propia de la auténtica política (bien común) es la actitud de la misericordia.
Mi miseria propia y mis debilidades pueden provocarme angustia y depresión. Pero el reconocimiento de mi miseria en unión con Dios en la oración hace que realmente me sienta amado y protegido por un Dios que es esencialmente misericordioso. Debe haber primero misericordia hacia sí mismo, aceptando con serenidad mis limitaciones y debilidades. Así surgió el grupo de AA cuando 2 hombres Bill W (corredor de bolsa) y el Dr. Bob S. (cirujano) se encontraron en Akron, Ohio, en 1935 y conversaron sobre su problema alcohólico lo que les sirvió de terapia. Recordé que exalumnos gonzagas motivados por la misericordia hacia los demás crearon la fundación “Los niños de los Andes” (Jaime Jaramillo y su familia); “Nutrir”, (el Dr. González; y Néstor Gómez en “Sentido común” rehabilitando jóvenes de la calle. Con estas notas preparé la charla. Estamos en una Colombia en la que permanentemente nuestros hermanos colombianos nos invitan a hacer surgir en nuestro ser interior una actitud básica de misericordia. Y Oiremos decir: tuve hambre y me disteis de comer… Que Dios haya dado un abrazo misericordioso a mi primo segundo Andrés De Los Ríos.
Alirio De Los Ríos Flórez
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