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Dar propina es un asunto voluntario, así lo determina la ley, y aunque en ocasiones los consumidores cuestionan que se las cobren, en Manizales en general hay una buena cultura de entregar este aporte.
Por lo menos así lo destacan varios restaurantes consultados por NEGOCIOS, que aseguran que esta costumbre sigue vigente, bien sea porque se sugiera un porcentaje determinado o porque se reciba el monte que desee el cliente.
De acuerdo con un sondeo realizado entre 100 personas sobre su posición de entregar este aporte, el 38% aseguró que aunque la propina es voluntaria y ningún establecimiento está autorizado para exigir este pago, siempre da un aporte.
El resultado evidencia además que el 47% lo entrega algunas veces y solo el 15% señala que nunca la dejan.
Por ejemplo, en lugares como Wingz, en el sector de Milán y donde hay platos desde $13 mil, aseguran que el 98% de los clientes dejan la propina, la cual se sugiere en la factura de pago.
"El aporte que se sugiere es del 8,88% del valor total del consumo, pero antes de facturar se les pregunta si la incluimos. Por lo general, los jóvenes son los que no dejan propina", explicó Liliana Orozco, cajera del establecimiento.
Datos similares reportó el restaurante Bolognini, también en Milán, donde su propietario, Raúl Bolognini, explica que cerca del 80% de quienes asisten a su restaurante dejan el monto que deseen. "No se sugiere la propina, pero son pocas las personas que no la dejan", resalta.
Un panorama parecido se da en restaurantes como Palogrande y Crepes, donde según su administrador, Juan Pablo Giraldo, se sugiere el 10% de propina (máximo permitido por la ley), pero se les pregunta a los clientes antes de incluir el valor en la factura. "Entre el 70% y el 80% de las personas acceden a dejarla".
En Vino y Pimienta aseguran que el 95% de quienes utilizan los servicios dejan una remuneración adicional, que siempre se divide entre los meseros y cocineras. "Ellos tienen su fondo y al final de la semana se asignan el monto. La gente es receptiva, porque el servicio es muy personalizado", dice la administradora.
Porcentajes menores de clientes que aportan propinas se dan en establecimientos como La Sacristía, en el barrio Linares, donde venden platos desde $6 mil. Víctor Montes, propietario, calcula que el solo el 30% de los comensales dejan propina, pero no tiene un monto promedio. "Estos son establecimientos de clase media y a la gente no le gusta que le sugieran la propina, pues no todos pueden darla. Simplemente los meseros reciben lo que la gente le quiera dar. Muchos dejan la devuelta", explica el señor.
En Mogollón, ubicado en la carrera 24 con calle 22, Alexánder Giraldo, administrador, dice que los domingos son los días en los que más propinas entregan. Ellos venden platos desde $8 mil 500 hasta $20 mil.
"Entre el 20% y el 30% de quienes entran dejan propina, que no se sugiere, sino que se recibe lo que quieran aportar", manifiesta Giraldo.
Según la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), la propina corresponde a una retribución por el servicio prestado, una muestra de agradecimiento por la forma en que fue atendido por cierta persona, que tiene a su cargo el servicio en establecimientos para el consumo de comidas y bebidas. La propina tiene el carácter de voluntaria, por lo que obedece a la decisión del consumidor pagarla o no, pero puede ser sugerida, solo hasta el 10% del consumo.
Estas son normas que los establecimientos de venta de comidas y bebidas deben tener en cuenta sobre las propinas, según la Superintendencia de Industria y Comercio.
* Antes de recaudar la propina debe consultar si el cliente está de acuerdo en pagarla o no.
* No debe aparecer la propina en la factura si el cliente no lo autoriza.
* El cliente tiene la libertad de pagar o no propina.
* El consumidor tiene derecho a que se le informe la destinación de las propinas.
* El consumidor está facultado para pagar menor valor al de la propina sugerida.
En la Cámara de Representantes radicaron hace dos semanas un proyecto de ley encaminado a proteger a los meseros y en general a los trabajadores de bares y restaurantes.
El representante Efraín Torres, autor del proyecto, indicó que la idea es asegurar que las propinas lleguen y tengan como destino únicamente a sus reales beneficiarios que son los miembros de las cadenas de servicios de los restaurantes y bares.
Se pretende acabar con las prácticas recurrentes en la que el dueño del restaurante o bar no entrega la totalidad de las propinas a los meseros, cocineros, vigilantes y valet parking, sino que se las apropia o las reparte parcialmente, ya que previamente hace uso de ese dinero entregado por concepto de propina para comprar elementos como vasos, manteles, copas, mesas o cualquier otro bien.
Las propinas, es la entrega de dinero voluntaria por parte del cliente, en respuesta o gratitud por el buen servicio prestado por las personas que lo atendieron, en determinados establecimientos abiertos al público. Ese dinero entregado de manera voluntaria, es independiente del valor pagado por los bienes y servicios que ofrece el establecimiento, por lo que claramente se observa que naturalmente los beneficiarios de las mismas tienen que ser los miembros de la cadena de servicios. El proyecto fue propuesto también el año pasado, pero la Cámara lo descartó.
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