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El Puerto de Santa Marta fue premiado como el Primer Puerto Marítimo de las Américas, en la categoría de Responsabilidad Social Empresarial en puertos que otorga la Organización de Estados Americanos (OEA).
Detrás de ese reconocimiento está el manizaleño, con acento costeño, Mauricio Suárez, gerente de esa sociedad portuaria. El pasado 25 de junio él recibió la distinción de manos de José Miguel Insulza, secretario general de la OEA.
El premio destaca las buenas prácticas e impacto sostenible; la innovación en la operación de recibo, acopio y cargue de carbón; el trabajo con las comunidades; la satisfacción del cliente, y la estabilidad laboral. Acciones que el gerente prioriza como claves para el éxito del Puerto.
Suárez habló con NEGOCIOS sobre este galardón y su labor en el sector portuario.
Usted comenzó en el sector bancario, ¿cómo fue ese cambio al portuario?
Son empresas de servicios. La actitud y la aptitud hacia el servicio fueron fundamentales para dar el salto hacia el sector portuario. Mi formación ha estado en función de los números, en el negocio portuario hay que entender una ecuación logística que beneficie al empresario. Aunque tengo que ser honesto, después de que me invitaron a dirigir el Puerto de Barranquilla, me enviaron a España a estudiar Gestión portuaria, a aprender las mejores prácticas bajo estándares internacionales. Para la época, en el país nadie sabía de puertos, eran manejados por Colpuertos con un modelo anticuado, corrupto e ineficiente.
¿Qué estrategias ha aplicado para el desarrollo del puerto?
Lo fundamental está en formar una familia empresarial, que cada colaborador se enamore de lo que hace. Si hay alguien que no está encarretado, es una persona que tiene problemas para pertenecer a la compañía. Buscamos la profesionalización del ser, generar un buen ambiente de trabajo. Al ser una empresa de servicios, siempre buscamos hacer un traje a la medida, no vendemos genéricos. Otras acciones son la inversión permanente de tecnología e infraestructura, tener presencia nacional con oficinas en las principales ciudades, e implementar un código de buen gobierno corporativo.
¿Cómo es la relación con la comunidad?
Entendernos con una comunidad es la clave de la responsabilidad social. No está bien que desarrollemos una actividad que genere riqueza solo para quienes estamos en ella, sin preocuparnos por el entorno. Al inicio de la gestión, con la junta directiva y los accionistas decidimos que el 5% de las utilidades serían para nuestra Fundación, que trabaja con la comunidad aledaña a nuestro puerto, en educación, deporte, salud y resocialización.
¿Y la responsabilidad ambiental?
Si nos preocupamos por las personas, también debemos hacerlo por la naturaleza que rodea los terminales. Estamos certificados en lo más alto de la norma ISO 14000, que implementa un sistema de gestión ambiental. En junio del año pasado, recibimos la certificación Ecoport, que nos convirtió en el primer puerto a nivel global, por fuera de Europa, que trabaja bajo las guías ambientales de esa comunidad económica. Lo más bonito fue recibir de la OEA el Primer Premio Marítimo de las Américas, es la primera vez que Colombia obtiene este reconocimiento y es un orgullo que sea el Puerto de Santa Marta.
¿Qué acciones han tomado para recibir este reconocimiento?
En el 2003 fuimos precursores en implementar el sistema de cargue directo, que eliminó completamente las barcazas en el puerto de Santa Marta, 10 años antes de que lo hicieran los puertos que están en la Ciénaga, como Drummond. Glencore, y los otros carboneros. Tanto así que el Gobierno volvió Ley ese sistema operativo. Hacemos un monitoreo de calidad de agua, con 12 puntos en la bahía, y de aire, con 6 puntos en la ciudad. Ahora con la crisis de abastecimiento de agua que vive Santa Marta instalamos una planta desalinizadora para que el puerto no se quede sin agua, y al usarla liberamos 750 metros cúbicos del líquido, que benefician a casi 1.500 personas.
¿Qué cantidad de importaciones y exportaciones se mueven en Santa Marta?
El comercio exterior colombiano se maneja en en el Pacífico, que tiene el 55% del total, con los puertos de Buenaventura, el de mayor movimiento, y Tumaco. El otro 45% se mueve en las zonas portuarias de la Costa Atlántica. De ese 45%, Santa Marta maneja el 18%. Cartagena es un puerto que maneja contendedores, pero la mayoría son de transbordo internacional, nada tiene que ver con importaciones o exportaciones.
¿Qué productos manejan en el puerto?
En Santa Marta manejamos una terminal de carbón, en la que invertimos 30 millones de dólares para manejar el sistema de cargue directo desde el 2003. Somos el puerto número uno en traslado de carga refrigerada, con una inversión de 57 millones de dólares. Tenemos la principal terminal de importación de graneles, como fríjol, maíz y soya, para eso invertimos 15 millones de dólares. En la terminal de carga general manejamos las plataformas para la industria petrolera. Al año movemos cerca de 7 millones de toneladas de todos estos productos.
¿Con qué países están conectados?
Estamos conectados con todos los mercados, de manera directa o con los puertos de trasbordo internacional. Colombia hace negocios con Estados Unidos, Centro América y el Caribe, y particularmente de fruta y carbón con Europa norte. Las exportaciones hacia Sur América son muy pocas. De pronto importamos soya de Brasil o maíz de Argentina.
Desde el sector portuario ¿cómo analizan el crecimiento económico para este año?
Colombia está en crecimiento. Las inversiones que se hacen en el sector portuario superan los 1.000 millones de dólares para la modernización, unos 700 millones de dólares son en el Caribe. Estas inversiones se están desaprovechando, porque el país tiene un déficit de 45 mil kilómetros de vías. El Gobierno debería hacer un esfuerzo para acompañar las inversiones que hacen los puertos, con obras complementarias en las carreteras, el ferrocarril y el río Magdalena. Se invierte cerca del 1,3% del PIB en el desarrollo de infraestructura, y realmente para llegar a la meta del 2020, se debería dedicar el 1,5%, para ponernos al día.
¿Qué piensa de los Tratados de Libre Comercio?
Representé al sector portuario en las rondas de negociación para el TLC con Estados Unidos. Conocí que Colombia hace la tarea, siempre busca fortalecerse, pero esto es un negocio y hay partes que se benefician y otras que se perjudican. Estos acuerdos con Estados Unidos, Europa, Corea y la Alianza del Pacífico nos abren oportunidades de mercado, lo que tenemos que hacer es preparar a la industria para esa dinámica. Nuestro reto es quebrar la estructura de costos logísticos internos, pensar en mejores carreteras.
¿Cómo ve el desarrollo de Caldas?
Ahora acompaño el proyecto Arquímedes, que busca un desarrollo portuario de Tribugá, en Nuquí (Chocó), es una gran alternativa, porque Colombia depende en el Pacífico de Buenaventura, mientras que en el Caribe tenemos Coveñas, Cartagena, Santa Marta, Barranquilla y La Guajira. Sería una gran terminal que le daría una fórmula de competitividad a Caldas, Risaralda, Antioquia y Chocó. Además, el departamento tiene a La Dorada, que puede fortalecerse a través del río Magdalena y el ferrocarril. Sin olvidar, el potencial educativo que tiene Manizales.
¿Qué les aconseja a los emprendedores?
Las relaciones en los negocios no son nada distinto a las relaciones del día a día. Uno tiene que tener un buen nombre ante la sociedad, ser creativo y de mente abierta, porque cuando alguien tiene diferencias no significa que es nuestro enemigo, simplemente percibe diferente. El empresario de hoy está llamado a ser facilitador de la concertación, en un país que está firmando la paz debemos ser incluyentes. No podemos ser totalitarios, hay que pensar en el crecimiento sostenible de la empresa y su entorno.
Mauricio Suárez nació en 1966 en Manizales, pero a los seis meses sus papás se trasladaron a Barranquilla. Cuando tenía 20 años, dejó la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad Javeriana, en Bogotá, para estudiar Economía empresarial en la Universidad Autónoma de Manizales. Antes de graduarse, comenzó la especialización en Finanzas en la EAFIT, de Medellín. Al finalizar la universidad, Suárez fue gerente de una oficina del Banco Central Hipotecario y de la Caja Social. En 1994 se casó con María del Rosario Sanín y se fueron a vivir en Barranquilla, donde trabajó en el Banco Central Hipotecario, fue gerente de un parque industrial y pasó al sector portuario, en la dirección estratégica y comercial del Puerto, donde estuvo seis años. Lleva 13 años en la gerencia del Puerto de Santa Marta.
La sociedad portuaria regional de Santa Marta está conformada por las filiales Carbosan, Operlog, MITCO y BITCO, ubicada en Barranquilla.
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